Sucede a menudo que aquellos que
mucho vocean, mucho cuentan, mucho presumen y demasiado critican… son los que
más deberían taparse un poquito… A un servidor a lo largo de su vida le han
desacreditado quienes no tienen salvo mierda en las tripas, le han fiscalizado
algunos sorbemocos que se creen guardianes y adalides de las “mejores
tradiciones patrias”… le han malmirado, y desconsiderado, auténtica canalla de
la peor estofa… pero… ¡qué importa!. Siempre me la ha sudado la opinión de un
imbécil… y el tonto de los cojones de baba que le sigue. La vida es
descomunalmente trascendental como para perder el tiempo en riñas tumultuarias
con verdaderos soplapollas. Lo malo de la realidad cotidiana es que la consideración
de los idiotas manda. Y los padres envenenan con la ponzoña de su mediocridad a
sus hijos como los abuelos de esos nietos queridos contaminaron a sus vástagos…
Claro que algunas veces, como ésta noche por ejemplo, siento el dolor de mi
propia decadencia… La decadencia de no haber sido un padre para con mi hija
biológica. He sido puta, mártir, monja alférez, pobre maestro, peor discípulo,
educado colegial, considerado pelotero, disciplinado “hermano”… y, efectivo
cuando no sanguinario camarada. Aunque desconsiderado a mi divisa, desatento a
mis funciones de patriarca… descortés en suma, con mi orden, y trato. Siempre
diciéndome a mi mismo: Nadie es perfecto… cuando, perfecto, es el caos de una
Realidad Radical sencilla.
De mi paso por las tres universidades…
de ninguna aprendí tanto como de mi huella sentado bajo la tormenta a los pies
de la Puerta Roja del Maestro allá en las Tierras Bajas. Naturalmente, el no
haber sido capaz de transmitir correctamente aquella enseñanza ha sido siempre
mi peor castigo. Aunque estoy satisfecho de que mejores y más competentes
doctores en La Logia hayan subsanado mis deslices… y, algunas “imperdonables”
faltas. Ahora que ya no soy Señor de la Lluvia ni Mendigo del Tablero
Ajedrezado… soy plenamente consciente de todas las posiciones… y,
disposiciones… del Gran Entablado del Universo donde Dios Constructor juega
nuestra eterna partida. ¿Quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, o… ¿hacia dónde
vamos?... no son las preguntas correctas. Las preguntas correctas son: (Hija mía)
¿Qué dejamos?, ¿por qué no actuamos?, ¿por qué no somos?... y otras… En tantas
ocasiones llevamos la encriptación de nuestra propia conciencia hasta más allá
de esa maldita frontera de la “discreción”. Me han llamado tantas cosas… de lo
peor… facha, siendo antes troskista que marxista… Todo lo perdono… pero, no lo
olvido. No puedo. Mi memoria es mi escarmiento, y mi sanción. A mis enemigos
les maldigo con simplemente contarles que para su desgracia, el futuro les
alcanzará. Por su total falta de visión y su orgullo de creerse en su
“vanagloria” seres superiores. ¡Qué cierto!, que cierto es aquello de que
morir, es empezar a despedirse. Desde hace tiempo tengo arcadas de vida…
Gracias por todo, Arquitecto. Por aquí seguiremos, amigos… algún día nos reagruparemos
en el Infierno Azul… para dar la última batalla. ALGDGADU FAM GTT Un SSU VM