Los masones tenemos miles de secretos. Unos son
del dominio público. Otros… del, publicado. Y sólo algunos, son verdaderos
secretos. A mí personal y francamente, lo de los secretos me la trae floja… me
preocupa la ambigüedad de algunos hermanos con respecto al humanismo que nos
debemos. Sobre la angustia del Ser hombre, y ésta inmersión social que nos
rodea de corrupción, trampas morales y moralistas por parte de tanto y tanto
hipócrita como hay suelto por ahí… aparte un cierto desdén por eso de la virtud
que tiene el personal. ¡Vamos!... que está el patio como para tratar de la
“ambigüedad causal”. Y no hablo a nivel de empresa ni publicidad, marketing…
etcétera, etcétera… Extrapolo el concepto a la falta de empatía sistémica de la
sociedad. Como ese “conjunto organizado” de individuos que han dejado de
sentirse personas para considerarse “recurso interrelacionado”. Un exhorto
individual que da por sentado que lo establecido es bueno, coherente… una
realidad asumible. Ésta “sociedad” de activos heterogéneos multiculturales… me
repugna con su enfoque económico y coyuntural basado en lo más circunstancial
de dejar lo humano por lo exponencialmente útil. Y todavía esa “jarfia” de
mequetrefes quieren “nuestros secretos”. Primero deberían preguntarse por
ejemplo porque hay niños en China que deben escalar una peligrosa pared
vertical para recibir su educación… y aquí niegan desde el Gobierno…
“educación” con un muro invisible de “becas pared” que no vemos ni importan
demasiado por lo que parece. ¿Saben de qué cojones estoy hablando?. De secretos
sin escotoma. De cómo una sociedad verdaderamente decente tendría que mantener
un equilibrio sin querer sostenerse en el abismo como una "empresa" timorata de la imitación
de seres salvajes que se dan y se propinan a si mismos algunos puñetazos en cuanto que luchan
encarnizadamente por liderazgos y fantasías de poder. El secreto de la
felicidad, como paradigma… no reside en ganar un status superior en un sistema
de valores, ni tampoco en lograr triunfos sobre nuestros “adversarios” ni por
supuesto en la acumulación de objetos sin sentido real… sólo, como trofeos de
rango y gloria… La felicidad está en comprender que es lo que tenemos.
¿Valoramos el agua qué emana de nuestro grifo?. ¿Ese tomate qué sabe
verdaderamente a tomate?. ¿Un beso?... ¿La mirada de tu perro cuándo estás en
ese momento en qué la mente parece haberse ido a soñar a exoplanetas distantes
millones de años luz de nosotros?... Sé que desdeñáis, el asco y el temor...
Secretos, secretos… secretos. ¿Pero… cuales
secretos?. ¿Qué el Oro de Moscú nunca partió a Moscú y reposa a buen recaudo
bajo el Banco de España protegido por el Ejército?... ¿Qué hay un agujero de
gusano estabilizado bajo una montaña en pleno Pirineo de Huesca?. ¿De qué secretos trataremos?. El
mayor secreto es la vida. No su prolongación hasta la inmortalidad física, si
no la vida como belleza. Ese… ese es, un magnífico secreto. Real. De Conciencia
y Realidad Radical. Pero no vemos las dimensiones reales de éste universo… tan
sólo un holograma de problemas irresolubles. Y nos enredamos en miles y miles
de soplapolleces: La Poesía, El Cine, La Política barriobajera de cada día, La
mala literatura, Las redes sociales, El Sexo de baja calidad y autoestima…
¡absolutamente demasiada basura hiperrealista… e, incluso… surrealista!. (Lo he
hecho bien, y a propósito… Se pierde tanto tiempo en corregir gramáticas
ajenas… que la mente se “enajena” en no perseguir el curso de las verdades que
como meandros de un riachuelo estrecho nos llevan a la verdad genuina)
Secretos, secretos… secretos. A menudo las puertas cerradas no esconden grandes
secretos, tan sólo grandes mentiras. Aquello que la hipocresía manda guardar.
Los secretos están a la luz, y son absurdamente simples. Como he dicho antes,
preguntémonos, ¿qué necesitamos?. ¿La condena de los corruptos, los ricos y poderosos
qué tienen el sistema trabajando para su bienestar?... o realmente… ¿Justicia
para todos?. Necesitamos que el agua salga del grifo hoy también para beber y
calmar la sed… Y buscamos que los malvados sean castigados… para creer en la…
“Justicia divina”… El masón hace su “justicia”, cuando aprende que La Verdad y
La Libertad, no es algo en “abstracto”, que se le concede… si no que pose
inherentemente como Ente Humano. Como el Derecho a La Felicidad… que en
realidad consiste en el “Deber”… a La Felicidad. Es el secreto del Deber a La
Felicidad. No importa si no se entiende lo que estoy diciendo… pero, lo
explicaré son la mayor sencillez: El niño chino que escala esa pared "insuperablemente" vertical, a su "tamano", para ir a la escuela es feliz en el peligro de buscar aprender. No digo esto
como una verdad “real”, naturalmente… es una metáfora, sin pretensión. Si me
leéis como simples “recursos interrelacionados” que tragan verduras al dente,
sopas y política como heterogéneos multiculturales que sois, y creéis que todo
lo que he expuesto aquí es cháchara… pues… eso… Buenos días, o… noches… ¡Buenas tardes también!.