Sin duda… tengo diez libros que han
marcado mi vida. El primero que citaré es Principios matemáticos de la
filosofía natural, ese libro que es tan “supercitado” como poco leído… El
Quijote del Pensamiento y La Gnosis… o de como se puede pasar del Estado de
Inercia del “Ser” en un sentido metafórico y hasta “metafísico”, a ser un
simple “Ente”… entelequia, e incluso… esencia de Universo Holográfico.
(Permítanme la broma) Al fin y al cabo… cualquier “naturaleza”, la “humana”
también, se puede estudiar… desde un punto y principio, "villanamente" matemático. Lo que me
llevaría a preguntarme: ¿Por qué con doce años, mucho antes de leer a Newton,
leí La metamorfosis de Kafka?. Es la magia de los opuestos: (Y en lo musical…) Punk
y Mozart, Elvis y Barón rojo… Paganini con Iron Maiden… Un medley brutal de Las
metamorfosis de Ovidio desde el profundo caos inicial e iniciático con el
“insufrible”, por no decir “coñazo”, Ulises de Joyce. Sin duda me marcaron esos
“comics” de El víbora que salteaba con El origen de las especies, esos Metal
hurlant que se cocían a fuego lento con Delibes… Esos Jean-Claude Forest y Paul
Gillon, esos… Moebius… que aderezaba entre “ciertos” legajos secretos y la
poesía de W. Blake. ¿Por qué El gran dragón rojo me recuerda siempre al Eddy de
Dickinson y su banda de Rock?. Misterio… con misceláneas de juventud. La Gran
Mixtura fue leer en 1.977, mezclando que no agitando… (solía leer dos y tres,
tal vez cuatro enjundiosos libros al tiempo) el Mein kampf con Materialismo y empiriocriticismo.
¿No sé por qué leer a Hitler y Lenin me llevo a Zipi y Zape, y no al revés?,
sigue siendo un "bat/enigma" para mí. Quizás… la biblioteca de mi padre, fue el
principio de todo…
… ese poder encontrar El
pensamiento político de Franco, y El libro rojo. A Beethoven y más Beethoven.
(Y ningún perro) Poderme tropezar con Camus y Galileo. (Y así mismo con Las mil
y una noches, de Henry Miller… ¡Viva la zambomba!) Aquellos eran tiempos recios
sin tofu ni veganismos idiotas. Bocata de “paté” Mina y Platero y yo… Mortadela
“Valle” en la península “semicateta” de una Fundación de Asimov rodeada de
agüita de Manolo Escobar por todas partes menos por una. No lo sabíamos aun…
pero R2D2 acechaba vírgenes resobadas detrás de la esquina. (Envueltos en “lujuria” consumista de
la época magra hicieron un cómic/tebeo de historietas ibérico de Star Wars) ¡Y
qué viva la zambomba!. Una tarde de domingo y fútbol mi padre me deslizó después
de un San Bernabéu Sobre el movimiento de las esferas celestes de Copérnico…
¡menos mal que “habíamos” ganado el partido!. Fue memorable… igual que el "arcano" geocentrismo puso al viejo continente intelectualmente de patas arriba, marcó
estilo vespertino Don Vicente del “Nabo” eterno Del Bosque. Ay, Argentina 78… “La
Martona” y la tibia. (¡Maldito balompié!) Putas churras… con, “meninas”. Eso
fue mucho antes de Santo Maradona. Después llego Hawking… Sagan… y los
etcéteras by Neil deGrasse Tyson. Entre Las cartas catalanas de Colón, y Los
“Santos” inocentes. Y me dejo para el final lo mejor… una santísima trinidad
tricolor nueva y vieja como es la sangre misma… roja, blanca, y azul. (Liberté, égalité, fraternité) Hemingway/Ducasse/Kipling.
Ahora… comencemos con el Rock dominical.