Duermevela de un esclavo

Duermevela de un esclavo

De las causas... y sus lacitos


Adelante. Un lazo morado un día… un lazo rosa otro, otro… un lazo amarillo, o rojo… azul, negro… Todo un arco iris de colores. Una causa, dos causas… todas las causas… y para cada causa, su color. ¡Qué bonito!. Idiotas de todos los colores… para un día, y su “causa”. Imbéciles para un rato… un grito, y su “colorín colorado”. Porque hay cuentos acabados, antes de empezar. Empecemos… Érase una vez un reino de fantasía, donde había un rey “moderno” subido a lomos de un brioso alazán que casó con una plebeya de la que tuvo dos hermosas y rubias princesitas de ojos claros como el mar… En fin, dejemos esa vía… Imaginemos lazos sin colores, especialmente… si no de sabores… Un lazo de sabor a fabada asturiana para reivindicar a la minería, por ejemplo. Un lazo con sabor a cupcake de calabaza y jengibre con topping cream de cheese cake para “reivindicar” a tantos mamones “hartosopas” gilipollas como hay en ésta España de actuality love in the air. ¡Qué bonito es todo!. Repeat!. Quiero mi lacito con su gustillo a salmorejo y jamoncito fetén… ¿mi causa?... Por la paz, y el final de La Guerra Civil de Sudán del Sur… ¡Oh noble causa!. Pero… ¿Hay guerra civil en ese Sudán de Sur?. Bueno… busquemos si queda algún color libre para el lazo… Tal vez el color marrón mierda… o, verde pistacho “african's fucker flux”. Porque a buen seguro un “fucker’s flux” es el “colour rouge” que le falta a todo éste arco iris de lacitos de popó y otros putos ornamentos excre-mentales. Y… ¡adelante con las causas!... las causadas y las no causadas, las causales… y, aquellas con “causalidad”.
Hoy la cortina de humo es el chaval de nombre Gabriel. Cuanto ruido van a generar los “globos de media necia” con la triste historia de su muerte. Y que si la camiseta… la pareja del padre… y luego, algo saldrá para no hablar de otras muertes incógnitas… de esas que no tienen ni eco, ni causa ni lazo. Lo malo es no saber que falta en la suma de los factores humanos… y que resta de La Verdad. Entiéndaseme bien: La Virtud no es una causa, es un valor que decidimos vender o no… arrojar por la ventana, pisotear, escupir a los ojos o abrigar, esconder… y perder. Debiéramos examinar La Virtud como causa… origen y principio. Ciencia y Virtud. Gnosis e integridad… ¿Y qué colorín ponemos al lacito de los cojones de semejante… “causa”?. Preguntémosle a Dios, “causa”… no causada. ¿Todo es o debe ser Ciencia, Virtud y Trabajo?. ¿Lazo añil para los iniciados… rojo para los compañeros, y… dorado… para los maestros?. ¡Por la causa!. Hoy no estoy por escribir tontunas de fuego purificador, advenimientos con preceptos materiales de una compostura determinada… o, determinista. Ya es lunes, con sus ritos y ceremonias de la confusión informativa e intelectual para la borreguna. La masa social embotada que traga camelos y feroces entrañas de confusionismo muy sabiamente administrado por los poderes de facto. La Virtud es la pureza de la vida… las causas y los lacitos de colores… inmovilidad estática y contexturas vacías. Hubo un tiempo de rosas en que las doctrinas se adulteraron, faltó una fe “real”, un hálito religioso fermentó en espíritus de secta… y sectarismos, los y las que predicaban la falsa igualdad y pobreza se empeñaron en ser señores y acumular riquezas… y fue entonces, cuando La Virtud se confundió con la intolerancia y el fanatismo… y cuando, la más inofensiva de las verdades adoptó la forma de la corrupción. Y de aquellos barros… estos lodos.