¿Qué pasa si buscas El Grial?. Pues es como
buscar La Materia Oscura. Bueno… en realidad, no… es muchísimo más fácil lo de
buscar La Materia Oscura. El Grial no es una ponchera del copón bendito en oro de
veinticuatro kilates con incrustaciones de esmeraldas ni rubíes… no es la copa
de un carpintero de la que bebe un papá escocés de Indiana Jones, ni el coño y
su forma de El Código ese… pero sí… es un código. O dicho más propiamente: Un
Signo, un símbolo y emblema ético. Y como tal puede ser objeto “moral”. ¿Por
dónde empezar a buscar?... Mejor dejarlo. Está a buen recaudo… y no alberga
poder sobrenatural alguno, os lo garantizo. No es un objeto para el
coleccionismo, pero sí, fuente… de eternidad… no, de vida eterna. El Grial
reposa en La Realidad Radical y en la luz tras la ventana, en la herida del
Mendigo Real, y en Hombre que camina sin pasos. Y sí, es un “objeto” que el
Dios Constructor del Universo ha dejado al Hombre. A La Humanidad. Una vez me
preguntaron, porque la masonería era tan aficionada a los hexagramas, los
profundos velados y el subvertí en impasse. Simplemente le contesté a esa
persona: Pensamiento. No deductivo, no
inductivo, no sistemático, no crítico ni analítico… Pensamiento tan sólo como forma
de las ideas, realidad en una mente clara, donde hay interrelación de
almacenaje de unos hechos simbólicos con otros teóricos. Y entonces repregunto,
por si no fue pregunta… ¿Qué pasa si buscas El Grial?. Pues es simple la
contestación… Terminas encontrando la refutación, la forma mentis… en que está
formado el universo y el tiempo. Y hallas el objeto. Claro que comprender una
realidad no significa conocer una verdad, ni ver bien a las claras la verdad…
personifica… el hecho de asimilar esa Realidad.
Yo soy un
esclavo… Sí, esclavo… en tiempos de libertinaje político y social. En tiempos
de libertinaje científico, de impudicia religiosa, de picaresca atea… de
indecencia económica y piratería financiera. De obscenidad en la educación… e
indecencia en el conocimiento. Y elijo ser esclavo, en un mundo de pequeños
roedores que se tienen por prohombres y promujeres libres. Liberados y
liberadas… ¡valientes gilipollas!. ¿Liberados y liberadas de qué?. Yo soy el
esclavo inmortal, pero aun no moral. Mi deshonestidad es de Conciencia y es una
lujuria ética, una impudicia conductora de una vida desgastada en una busca
inútil de valor sin recompensa. Tengo El Grial y soy un esclavo. Mas comprendo
La Realidad… es un principio. Ahora que la memoria empieza a jugar al escondite
inglés conmigo. Uno primero tiene que despojarse de todo ese orgullo y
perjuicios con los que carga en materia y espiritualidad; después arrancarse
todos los atributos del ser, de la entelequia personalista que nos reprime ser
humildes; al final… queda la esencia del Ente, donde no te importa nada… donde
todo es "perfección". Por ello abandone logias y hermandades fariseas. Pequeñeces
cainitas de falsas grandezas sobre pliegues de pergaminos ajados de
engreimientos premiosos. Porque yo soy esclavo, y no soberano… extremado, nunca
cautivo de un inexistente edén de apresuramientos e inminencias. Salvaguardo el
“objeto” de la fruición no la complacencia de los viven cual seres insubordinados,
y… libres. Las palizas de un padre traumado, la disciplina castrense, las
órdenes ejecutivas, las mil gestiones a que nos compromete la creación y la
vida… no han domado a la bestia que guardo, al bárbaro arcángel destructor que me sirve; no han triturado mi alma… moriré cautivo sempiterno entre libertos,
en la forma mentis de El Dios Constructor del Universo.