¿Somos conscientes de qué el juego online va a favor de veta?. O
explicado de un modo sencillo: La banca siempre gana, sin factor de
probabilidades que valga. Es decir… tanto apuestas, tanto cebo, anzuelo y
sedal… suelto para que piques. Internet es un juego de ajedrez masivo. Diez mil
superordenadores calculan las respuestas lógicas y diez mil humanos los saltos
en la “cadena”, ilógicos. ¡Demasiado para uno sólo!. ¿Sabéis de qué hablo?. De
la soledad humana… de una inmensa soledad humana… la del ente hombre todavía
ser enfrentado al todo de la más repugnante ambición sin límites. ¿Y qué puede
hacer el ente humanidad solitario de lo femenino/masculino ante tan aciago
destino?... ¡Nada!... Se pierde en miles de discusiones bizantinas. (Y eso que
éste es un ejemplo talmente estúpido… el propuesto?. Hablamos de “igualdad” de
lenguaje no sexista, de problemas mínimos que se maximizan… de grandes
tragedias de la humanidad que se solapan bajo cortinas de humo, y de
estupideces que se magnifican por delante de éstas. Lo diré sin ambages… lo que
os preocupe de lo social que no os afecte en lo personal, simplemente no
existe. Y tu número no toca… toca una ilusión de victoria… la eterna
probabilidad matemática de que ese tipo que brinda hoy con cava espumoso puedes
ser tú. ¡Y no estoy hablando de un juego concreto!... si no de ese Humano
Corporativo que eres, o somos… en centenares de miles de plurales mayestáticos. Y mañana más. Mucho más.
Estamos bien ajustados y limitados por condiciones, cuadrantes y
geolocalizaciones temporales… caramelitos para el niño que somos. Nos
esclavizan con la religión, los sentimientos de pertenencia a un clan
futbolero… la familia, el “ennoblecedor” trabajo, las deudas que contraemos… el
nacionalismo, los amores y los odios que edificamos desde bien pequeñitos sin
saberlo. No hay ninguna maldita manipulación… la idiotez, no es manipulable si
no… manejable. Vaqueros tecnológicos con herramientas de primer nivel y
cabalgaduras de cuero y aluminio nos llevan de pasto en pasto, generando pasta
y pasta… y nos dejan abrevar sábados y domingos para darnos esa genuina
sensación de libertad que creemos tener. Pero, atados por el miedo… el miedo a
la guerra nuclear… el miedo a ser perdedores… el miedo a perder cataluñas,
subsidios, novias, mujeres, maridos… gatos… el color de nuestras prendas más
utilizadas. Y hemos olvidado, quienes somos… las ideas que nos hacen libres y
soberanos. Votamos sus opciones y no las nuestras. Vemos sus programas de
televisión. Cenamos en sus restaurantes para la clase media… Podéis hablarme de la puñetera “Igualdad” que propicia la clase política, entre hombres y mujeres por ejemplo…
de la “Libertad” de votar “libre y democráticamente", o sin más de todo tipo de
“hermandades”… mas, en miles de conflictos seguirán muriendo hombres, mujeres,
ancianos y niños around the world… pasaran hambre y frío compatriotas nuestros,
e incluso… se pegara una paliza a un adolescente en la calle por llevar una
camiseta de un equipo de fútbol que no es el nuestro, o simplemente ser gay… o
musulmán… o lo que sea que nos irrite vehementemente. Ay… pero que pocos cojones hay… para ir a
incendiar El Corte Ingles.