Un juramento es un pacto inviolable. Un masón lo ha de saber bien.
Claro que no hay compromiso, cuenta o contrato… que resista a la mentira, la
iniquidad… o, simplemente, la burla de aquello que juraste defender con tu
vida. Ya me han traicionado… o me he dejado engañar, o he confiado ciegamente…
en demasiados “patriotas”, a sabiendas de que no lo eran… “hombres de honor”, y
por supuesto… “hermanos”. A día de hoy me considero un “pájaro libre”… pero, en
una jaula de humo, de la que me es totalmente imposible el escapar… Sé de los
más brutales subconjuntos de desmedidas cosas… entre el amor "fraternal" de determinadas “gentuzas”,
inmoderadas. Y para mi propia desgracia, un servidor de ustedes… si es un
patriota. Un patriota escondido en una relativa “maleza”… desde donde escribe
en “relativo” sigilo, éstas pobres letras que no lee ni “Dios”. ¿Excesivas
comillas?... ¡No importa!. Me la pela la gramática. ¿He dicho ya qué un
juramento es un pacto inviolable?... Pues, eso mismo. ¿Quiénes somos?. ¿Cuál es
nuestro “pacto” particular, y “nuestro” compromiso público?. ¿Nuestra
definición moral?. ¿Nuestro deber filosófico?. Para mí La Ley debe de ser mi Conciencia
de individuo comprometido con la voluntad de ser Hijo de la Razón por delante
de la libertad, que es La Libertad auténtica. Igualdad y Hermandad.
¿Quiénes son los traidores entonces?. Es fácil de saber… Aquellos
que se cuelgan las medallas. Aquellos que miran hacia otro lado. Aquellos… que
matan, poco a poco, con picotazos de buitre… todo eso que “juraron” defender. Somos
“aquellos” que jamás traicionamos nuestros principios… los que hemos de
desaparecer. Ya no es nuestro tiempo… nunca lo fue. Tan sólo quiero decir una
simple verdad: El edificio se derrumba con su virtud e integridad hace tiempo
deshabitada. Ahí os quedéis dentro con vuestra religión o ateismo, vuestra
política, vuestros vicios privados, o… representativos… y, entre otras
melindres, vuestra “humanidad”. Rescribir libros… novelas y poesía, ver series
de televisión hasta la nausea… Construir otros derives. Ahora tengo claro que
ciertos juramentos eran “execratorios”. Sencillamente, condenaban a los hombres
a una vida “larga” de tóxica servidumbre. ¡Bien os he servido, hijos de la
grandísima puta!. Pero yo si que sé lo es ser un patriota, cabrones. Os maldigo
por ello. Con todo el odio mientras veo como caen los muros de la patria y los
“indoctos titulados” festejan la caída esclavos e ignorantes… ¡cómo Dios
manda!. Mas… soy aquello que soy.
Y no tengo hoy ganas de escribir mucho más… De dar más palos a la
gramática y la “comprensión oral”… ¡Valientes mentiras!. Abomino desde mi
postración actual de un sinfín de entidades sin sentido… al menos, para mí.
¡Quedároslo todo!. A “Dios”, a “La Patria”, La “igualdad”… ¡todo en nombre de
“la libertad”!. Quedaros los juramentos asertorios, los juramentos promisorios…
y, aquellos, conminatorios. Es, vuestra mentira… y, mi “traición”. Mi ética es
ser fiel a la promesa que hice. A la lógica gnosis establecida de la VIRTUS
UTEM. Al único Dios Verdadero Constructor del Universo sin religión ni caóticas
mil “servidumbres”. Yo si sé verdaderamente lo que juré bien joven con el brazo
derecho levantado… y “no tomaré nada, de lo que es tuyo”. ¿Cuántos podéis decir
lo mismo?. ¿Sabéis de qué hablo?... o, para ser correctos… escribo. Ahora,
aquí. Perdonad. No quería decir tanto… sin haber dicho, Nada. N.A.D.A. al
E.S.T.E. ALGDGADU.