La inteligencia es una cadena perpetua en una prisión interior de
sólidos muros rodeados de intransigencia; y cuanto más “inteligente” se es, más
perdido estás en la virtud, y más triste te sientes al no poder ayudar a tus
semejantes. Hay quien se define como Ser “inteligente” en Mayúscula singular,
sin saber definir que es eso de la “Inteligencia”. Hay quienes hablan de la
“Inteligencia Emocional”, y bien... han hecho un modo de vida de lo que empezó
como una moda “psicológica”… en fin… ¡valientes idiotas!. Y luego está, la
memoria, que es la inteligencia de los tontos… Pues, un servidor es reo de la
Gnosis. Me encuentro desde hace ya tanto tiempo en éste Alcatraz rodeado de
agua por todos lados. Dicen que el saber no ocupa lugar… ¡Joder, qué sí!. ¡Vaya
si lo ocupa!. Lo triste es ver la “solución” a un “problema”, dejar la
respuesta a él… y ver, el empecinamiento en continuar con el error por parte de
los demás. Algo que no te hace sentir mal… ni estúpido; cuando ves a aquellos
que quieres, perdidos y agarrotados en lo simple… los muros de tu comprensión
te aíslan aun más de ellos. Y sientes como tu “condena” eterna es tu maldición,
cuando “problemas” de más enjundia esas personitas los minimizan en su huir del
verdadero Conocimiento, por laberintos de enredaderas sin sentido. Quisiera
decirles que todo es demasiado sencillo… que es como encender las luces de
casa. No puedo. Mi pequeña “fortaleza… minúscula agudeza mental”, es mi celda.
Mi calabozo de tristeza infinita que pueden llegar a pensar que es “depresión”…
en lugar de desesperanza… a veces, incredulidad… otras… aprensión. La vida me
enseño desde muy niño, que cuando la gente que te rodea comienza a hablar y
hablar… lo mejor es marcharse…
… pues carece de todo sentido, cruzar palabra y dolor de alma con
aquellos que no encuentran La Verdad aunque se la dibujes por delante de sus ojos
velados de oscuridad e ingenio. El callar es oro cuando tus entrañas no paran
de gritarles en silencio: ¡Despertad!. Y miras alrededor, y no hay nadie
alrededor de tu presidio sin guardar. Cincuenta y cinco años, (y pico) de
condena ya, son más que suficientes… Me duelen estos grilletes de memoria que
se escapa lenta y férreamente. ¡Quiero dormir!. Envolverme en el Universo que
creo, como en una manta. Escuchar a Dios bailando con los átomos de mi
Voluntad. Dejar de escribir en/tre las cuatro paredes de mi pequeño saber… lo
que es La Libertad. Contiendo contra mi “espejo” en una guerra sempiterna de la
que me es imposible escapar… una guerra sin milicia, sin atisbo de tregua ni
refuerzos. Tengo claras y cristalinas todas las formas en que se resuelven los
problemas, todas las resoluciones y medidas ejecutivas a tomar… y siempre
tropiezo con El Muro. El No con su parloteo incesante… de un padre y su hostia,
de una madre y su amenaza, de unos hermanos que se chivan… etcétera, etcétera…
El callar es oro. ¿Y la inteligencia?... perseguible de oficio por parte de
cualquier statu quo que ronde nuestras inmediaciones. Algunos beben para
olvidar… yo veo fútbol para olvidar; ahora, mi droga es la consola… mi habitad,
el sofá desde donde se me está pudriendo la sangre… y mi cabeza se va y viene
de una pared a otra de éste desvarío. Me atormenta no poder dar soluciones que
son simples a aquellos que amo… a todos mis “hermanos” que las necesitan… Porque
un padre que se considera “inteligente”, no toma una decisión por una hija… o,
una madre, por una nieta.