Duermevela de un esclavo

Duermevela de un esclavo

La televisión… es nutritiva


La televisión… es nutritiva, y ahora… más que nunca. Veréis. Me hecho semiadicto… por odio, más que nada… a un reality de cocina. Un casting de concursantes “Perfesto”. Todas las semanas hay en la “parilla” de participantes: Un maricón con pluma. Sí. Un maricón con pluma… así, como lo digo. No un gay, ni un homosexual ni miembro del colectivo LGTB… ¡Un pedazo maricón con pluma!... pero, de esos… perros, perros. Y siempre, siempre, siempre… una típica tópica zorra zorrón verbenera que viste de Gucci poligonero. Puede haber algo más adictivo televisivamente hablando que mezclar el mundillo reality cocinillas con gente impresentable. Digo que la televisión es nutritiva… como en aquella canción de los Aviador Dro, porque quien no se resiste a las tres y media de la madrugada a una buena teletienda. A que te quieran vender una sartén mágica en la que nada se pega con chefs directamente sacados con su grasaza… y, su cachaza… de un jodido asador de Pancorbo, Burgos, paraíso rural. Que hay más nutricio en la tele de buena primera hora del día-noche que un canal de pelis a “cutrecascoporro”, así… to’junto… donde puedes ver ese cine quinqui de los 80 de Eloy de la Iglesia… y afines. Donde puedes maravillarte de una Ana Belén, sí… la cantautora… mostrando tus tetas planicie para goce zoofílico de un pastor alemán… o, ¿cuántas veces se puede resucitar al Torete para una trilogía macarrónica llamada Perros Callejeros?. Lo diré: Dos. Claro que si uno quiere a esas “horas intempestivas” telerealidad de la buena modificada genéticamente siempre puede ver el Canal 24 horas de Televisión Española, que es como un circo de tres pistas con cinco detectives privados de los de Mickey Spillane. Porque hace falta ser un puto Mike Hammer to’viril, únicamente… para entender los “pronósticos” del tiempo… atmosférico.
Bueno… pongámonos en modo Phillip Marlowe… uno siempre puede perder el tiempo visualizando en la medianoche a media docena de monges gritándose unos a otros durante más de dos horas y media soplapolleces sobre fútbol, y "otros" aledaños. De verdad de la buena, que jamás sospeché que el balompié diera para tanto… y entretener, a tanto idiota… pagado… y sin pagar. ¡Qué iluso he sido toda mi vida creyendo que un partido dura noventa minutos!, que ya de por sí, es todo un mundo. A que va a ser cierto que las teletiendas son la salsa brava de las madrugadas televisivas. Tiremos, a ver las ofertas: Escobilla “limpiatodo” de plastiquete fino… unas tijeras para supermanitas del bricolaje que lo mismo te cortan la manga riega que unos muslos de pollo asado… Me quedo como el Banco de Santander, ¡no doy crédito!. Y hago mis rogativas al Señor post-Semana Santa… por Dios, o por Dior… o por quien sea… que a los participantes del programa Supervivientes… ¡No los traigan de vuelta a España!. Es más, llévense Telecinco a Honduras… y quédense allí emitiendo. Ah… sólo una cosita más… una reflexión, una pregunta al aire… ¿Y todavía nos preguntamos por qué en España se vota al Partido Popular en masa… viendo los shares televisivos de éste país?. Viendo la “parrilla” y a los “profesionales” de la información de Antena Estrés. No sé, no sé… a lo peor la televisión de madrugada no es tan mala… a lo, execrable… puede que hasta sea nutritiva. Otra ración de “sartenes mágicas”, por favor. Porque francamente, puestos a ver timos… mejor los de la tele que Rajoy.