Apartemos la molicie... Y pensar
que hubo un tiempo en que me gustaba el fútbol. Ya Sabéis… cuando se podía ser
del Real Madrid, y no de una transnacional de bebés llorones y consentidos que
se llaman a si mismos futbolistas, y que no son mercenarios… entre otras cosas,
los llamados “mercenarios”, tienen la “ética” de cumplir con los contratos que
firman. ¡En fin!. Hace unos días fui a una tienda de venta de electrónica, a
por un portátil… y me salió un puto milenial premiun post-generación Y a
quererme vender la moto digital… ¡a mí!... que ya hackeaba con el Commodore 64
cuando sus papás todavía se la pelaban como monos en el instituto. Pues no me
quería colocar el figura un seguro con garantía por cinco años de cincuenta
euros en un cómodo único plazo para el trasto de 260 napos de vellón. ¡Vivir
para ver!. Me dieron unas ganas de meterle una hostia de las de 1.969 y
vestirle de torero que no veáis… pero, ay juventud… divino tesoro, que te vas
para no volver… ah, y el antivirus ese que me quieres encasquetar y el Office…
para tu puta madre… No se lo dije así, pero me capto con su radar “minenial”. Y
es que molan estos tiempos en los que hay pescaditos que se creen que han
inventado ellos solitos: El Club del Alcohol, el posturno, (en ese novomuchicursi de ahora, postureo) lo de ser retarder,
y chamullar en inglés con las ingles mismas y propias. Un servidor ya era
antitaurino en los 70, mas no tan gilipollas como para ser vegano y perderme
esa maravilla que es un jamoncito bien curado. Además… los vegetales no son
organismos vivientes… y no sufrirán si los arrancamos de la tierra, los troceamos…
los echamos a cocer…
… ¡comer
carne, calaveras!, que somos únicos y perfectos simios humanos mamíferos oportunistas. No sé si las redes sociales han perpetrado mucho daño al
espíritu revolucionario del ser "racional", pero si han hecho una buena labor de
lime en pro del apalanque generacional. Lo veo por mi mismo. Hay toda una
adolescencia zombie vagando por ahí… en calles, plazas, institutos, "quedadas"… que espera
ganarse la vida como youtubers; por ejemplo, con el bagaje cultureta de un niño
de cinco años. ¡Animalitos del Señor!. Les preguntas si son de derechas o
izquierdas, y todo lo más que saben hacer es encogerse de hombros y estresarse.
Que sociedad hemos consentido donde se estresan los trabajadores, los
ejecutivos, las mujeres, los hombres, los niños… y, hasta las mascotas. A veces
me pregunto, si en el África Subsahariana, en zonas de hambruna, estarán
estresados o no. Es una de esas dudas existenciales que me corroen. Lo mismito
que cuando me pregunto si sigo siendo del Real Madrid viendo correr a Cristiano
Ronaldo con ese careto de no haber cobrado el sueldo los últimos seis meses… Es
como si uno se pregunta, porque es una mierda lo sueltan por la televisión.
Pues simple… La Televisión es un reflejo social. De una ciudadanía botarate…
que te quiere vender seguros para móviles de tarifas “planas”, y portátiles de
260 euros. Donde hasta la última niña nace Princesa Disney y acaba en algún
programa de corazón contando a quien se ha follado el último fin de semana… y
suspirando por algún día dar las campanadas de Fin de Año en Antena 3 vestida con tanga
de leopardo. ¡Por amor de Dios, que el Apocalipsis me pille con una recortada!,
a ser posible a las puertas de la Conferencia Episcopal, para empezar con buen
pie.