A mi
padre no le bastó con que servidor fuera militar. Cuando ya me clareaban los "veinte largos" y tantos me preguntaba con notable insistencia: ¿Hijo, por qué no te
casas?, ¿no serás maricón?. Y fui y me casé. Luego, más tarde, con treinta y
menos cuando me fui a separar con empecinada pesadez en su matraca me preguntó:
¿Hijo, por qué te separas?, ¿no serás maricón?... Y sabéis… ojalá hubiera sido
“maricón”… pero, es que a los catorce años con mi amigo Rafael hice la prueba
del 9 homosexual y me salió negativa. ¿Qué en qué consiste la prueba del 9
homosexual para chicos?... Pues veréis… Se trata de imaginar que te comes una
polla como un celemín de grande… No veáis las arcadas que me dieron, vomité
hasta la primera papilla. ¡Lástima!, mi madre había tenido un hetero. Lo sentí
de verdad… hubiera estado bien haber podido dar por culo al facha de mi padre…
¡Metafóricamente hablando!. Porque mi padre me arruinó la vida. Primero,
haciéndome socio del Real Madrid… y aficionado al club de mis “amores”, per
saecula saeculorum. Segundo: Matando antes de tiempo mi vena poética… me pillo
un poema que escribí con doce años, y no veáis las hostias que recibí… más que con
ocho cuando le solté que quería ser bailarín después de ver como danzaba Rudolf
Nuréyev. Aun recuerdo como me dijo que la danza era para maricas, y rusos
rojos… además, maricas… tras El Telón de Acero. (Jamás supó que tenía una nieta en Escocia ni lo sabe nadie de mi familia) De modo que me hice rojo. ¡Por
joder!. Y otra hostia me comí… cuando con trece… leí el Manifiesto Comunista que yacía
semiescondido, camuflado en su biblioteca. Entonces fue cuando ya no entendí
nada de nada… ¿qué hacía ese libro al lado del Mein Kampf de Hitler que me
“obligo” a leer después?. Todo cambió sin embargo cuando con dieciséis años y
merced a mi maestro mi grado en la Logia ascendió muy por encima del suyo.
Naturalmente nunca hubo venganza por mi parte, aunque por la suya hubiera
desarraigo, dolor y frustración hasta el día que murió.
Y si
escribo esto ahora… no es por incendiar los graneros familiares, (por si me leyerán alguno de los cafres de mi estirpe de nobles apellidajes caducos) es por enseñar
lo fácil y lo inútil que es la desazón en los hombres. Como conduce a la
maldad, la injusticia… y, a si mismo, la tiranía. Haciendo que hombres que se
creen y dicen libres, sean auténticos déspotas. Con sus hijos… o si el poder
les envuelve, con sus pueblos… a los que ven como hijos a los que corregir en
sus ansias de volar libres. A mí personalmente para ser relativamente “libre”,
me quedaron… o, me dejaron… las balas del calibre 223 con etcéteras… y el Rock
and Roll around the world. La imagen que ahora guardo de mi padre es la de sus
últimos años de penosa enfermedad. Cuando no era ni la sombra de lo que fue. Me
“apena” pensar que jamás pude hablar con él de algunas cosas que son importantes
porque no se dejaba aconsejar por nadie… y menos, por un hijo, que aunque le
superaba en grado como masón… para él seguía siendo “hijo”… antes que
“maestro”. Mi padre nunca fue un buen masón, ni caballero… ni llevó su grado en
La Logia, con algo de dignidad. Aunque jamás se lo reproche, (y podía haberlo hecho) en público secreto de "hermanos" o en privado momento familiar. Mi tristeza es que he tratado de
convivir con los hombres… y, las mujeres… pero, es imposible. No existe el
genuino respeto. Ni a La Libertad, ni hay Igualdad… ni Fraternidad, incluso
entre hermanos de sangre. Nadie hace el más mínimo esfuerzo por entender al
antagonista. Seguimos anclados en los tiempos del peor nacionalismo, el peor
materialismo e incluso, el peor criticismo kantiano. Se vive en un intrincado
megaproyecto de civilización hiperdesarrollista sin final ni gnosis. O peor
dicho, la meta es el camino. De padres-hijos idiotas se va hasta los
hijos-padres idiotas. Y así no hay verdad… una verdad que jamás desvelé a mi
propio padre, pues no era digno de ella… ¿Quién lo es?. ¿Somos merecedores
algunos?. ALGDGADU, hermanos… y, lectores despistados por éstas líneas.