Duermevela de un esclavo

Duermevela de un esclavo

El Silencio (Parte dos)


Ay, el silencio. Mi añorado silencio estelar. Ese aleteo de ángeles, esa negrura de parsimonia mientras la vida se cuece a fuego lento, mientras los “seres racionales” sólo ven el racionalismo de los incomprensibles. Y guerrean letras de espanto vacío sobre papel, negro sobre blanco, y se pierden en la comprensión oral de otros mundos oníricos. ¿Cuál es la verdad?. ¿Buscáis ésta, o sólo una realidad que os de La Paz?. En El Silencio de La Realidad Radical, ya no me quedan dragones que matar, armadura que portar ni príncipes cien veces malditos que convencer. Reconozco la exactitud de los segmentos y camino del primer y último paralelo de la autenticidad absoluta. Soy parte de La Mente de Dios Constructor y Arquitecto del Universo, cual una jodida p-brana sobre más de miles de millones de ellas, en un espanto de moléculas que se agitan calientes en una infinita sopa de vida y muerte global. En eterno recomenzar, en sempiterna inmortalidad. El hablar y hablar es para los necios, para los charlatanes, para aquellos que aun tengan algo que decir, convencer, o contar… Hundámonos en el silencio, de a poquitos. Escribamos lo que nuestros dedos nos lleven a decir, y bebamos para no dejar las circunvalaciones del cerebro secas, no las lenguas desolladas ya de agonizar en pobres palabras olvidadas. El Silencio del tiempo del azar no parece haber llegado, y el del no azar se fusiona en una afonía de rueda kármica. La elipsis de cada día atormenta mi espíritu en éste mismo instante… y no puedo hacer nada. Es frustrante. Hay que seguir caminando bajo la tormenta me temo, y esa es mi circunstancia no otra. Y el Sol brilla para todos los demás. Para aquellos que hablan y hablan sin control y sin filtrar en sus sesos lo negro de lo blanco, el bien del mal, el daño… y el bálsamo. Hablar es fácil, lo difícil es escuchar gritar a la Gran Humanidad.
La clave de vivir, y de la vida, no es la búsqueda de la felicidad, ni del conocimiento, ni del amor… ni de encontrar a Dios en cualquiera de sus formas imaginadas e imaginables; el compendio total de lo que significa la existencia, es percibir, intuir que somos parte de algo más complejo que simples partículas elementales reunidas, protones… átomos, moléculas, células, piel, huesos, visión, memoria… y etcéteras que hayamos construido con nuestra inteligencia colectiva de colmena humana. En El Silencio está La Última Frontera. Puedes mostrar a la raza humana la genuina verdad a pleno sol, en pleno día… que si no quieren vislumbrar la auténtica realidad de lo que es, no lo verán… Atenderán únicamente su “conformidad”. Protegerán a cal y canto su miserable “propiedad”. El fruto de sus razones, la podredumbre de su derivación… las desdichas de sus tendencias “humanas”. Morirán por su Dios, por su “orgullo”, su país, sus “líderes de mierda” y sus ideologías vacías. Buscando justicia, reclamando Libertad, exigiendo Soberanía. Para siempre esclavos de sus inmoralidades. La Libertad está dentro de cada uno de nosotros, y ninguna cadena me hace esclavo, sólo son reos de ésta ilusión… aquellos que hablan y hablan de la libertad. Sólo son infelices aquellos que se empecinan en serlo. El Silencio es lo más valioso que existe, dentro de él somos inmortales… Shhhh, no se lo digáis a nadie. En el centro del laberinto está la felicidad, final del sentido de la vida. La apostasía que la rodea es más que compleja. La negación de la verdad continúa. La falsa lucha del bien contra el mal, guerras eternizándose por la supremacía de unos contra otros. Por oscuros objetos de deseo. La religión, es una sustancia hipada, anhelada de poder. La ciencia también. El arte. Las pasiones matan en nombre de tales objetos de ansia y culto. Y el Libre Albedrío encaja y desencaja en el puzzle según cada autor, pastor, pensador, ocultista, oscurantista o iluminado. Con Dios o el Diablo. Con paz o con violencia. Con fe o con ignorancia. Como he leído en Facebook practiquemos el texto salvaje hasta alcanzar el sarcasmo. La Materia Oscura es El Hijo, la Energía Oscura El Padre, y la ciencia que conocemos El Espíritu Santo que nos tiene a todos preñados como preñó a la propia Virgen María. ¡Por qué somos la virgen, abogada del diablo!.