Para algunos ser español es un orgullo. Pero es
que España es un país de gilipollas. Uno en la calle no se dejaría robar la
cartera, y además invitar al ladrón a comer en casa… y sin embargo, miles de
españoles no sólo votan a delincuentes que nos gobiernan en mafias políticas
organizadas, si no que además no hacen nada de nada cuando les están saqueando
no sólo la educación y el futuro de sus hijos, la sanidad que les da
tratamientos médicos… y las pensiones de sus mayores. ¡Son gilipollas, son gilipollas…
o, son gilipollas!. Para algunos ser español, imprime carácter… si ese es el
carácter de las derrotas de los tercios con los pendones despedazados y marchando "orgullosos"... e, idiotas, de
armadas invencibles derrotadas por reyes impacientes y majaderos… o de la honra
sin barcos ni etcéteras de los últimos días del "Imperio"… ser español, es verdaderamente… ser gilipollas. Y ese “carácter”
está impreso en nuestro ADN… de soplapollas. Para algunos ser español es un
orgullo… porque dominamos el fútbol mundial de la mercadotecnia moderna y los
millonarios mercenarios del cemento y los paraísos crematísticos… Somos gilipollas. Salimos
a la calle a encender bengalas para insuflar ánimos a unos jugadores de
balompié cuya obligación es cumplir en su trabajo con profesionalidad, pero no
alentamos a esas madres y abuelas que tienen que sacar adelante sus familias
con quinientos euros al mes a gritos de oeoe... Oeeee, oeeee. Cientos de miles de españoles muy orgullosos, y
muy gilipollas… votan todas las semanas para echar de un reality de la tele a
unos caraduras famosetes que se van a pasar hambre de mentirijillas en una isla
cobrando una morterada cuando miles de niños españoles pasan hambre, de la de
verdad… y luego a la hora de votar por cambiar su país se quedan en sus casas. ¡Tienen,
el país que se merecen!. ¿Y seguro que están muy, pero que muy orgullosos de ser
españoles… los muy gilipollas?...
… y seguro que tienen siempre ese recurso de
los gilipollas de decir: ¡Si no te gusta tu país, vete!. El recurso del
gilipollas, repito. Del obrero de derechas, de toda la vida. Con, o sin titulo universitario, con, o sin despacho… y, a dos
pasos con suerte... de ser despedido… Mas… obrero de derechas y gilipollas, de toda la vida. Al
que le quitaron los primeros derechos laborales y no protestó, y después
apretaron desde Hacienda y aguantó… Y que ahora ve peligrar el trabajo… y tiene
miedo. Y un día, se terminará comiendo su patriotismo de mierda, con patatas. Con sus hijos
sin futuro, ellos sin derechos, y sus mayores sosteniendo el “sistema” que se
desmorona, que ya se desmoronaba mientras votaban a pundonorosos "patriotas nazionanistas" liberales del
parné y la sopa boba. Que les convencieron de que el enemigo era el parado que
exigía su derecho legítimo, el enfermo que precisa ser tratado… el peón que
tiene que trabajar la tierra del señoriíto en pleno siglo XXI, y al que llaman
vago y le niegan el pan y la sal. Todo eso, mientras “el pan y la sal”, y el
erario público, y las empresas estratégicas, y el I+D+I, desde el sector de las
renovables hasta el Estado del Bienestar se lo han llevado a buenos recados en
edenes fecales, que no, fiscales. Y muchos gilipollas seguirán orgullosos de ser españoles.
Primeros en meter goles, últimos en ciencia y tecnología. Primeros en religión…
¿y cuándo fue la última vez qué un español ganó el Premio Nobel?. 1.989, Cela, Literatura... Para algunos
ser español es un orgullo. Sí. Yo estoy orgulloso de ser compatriota del
“pobre” Cervantes, y de Quevedo. A los que España machacó. De Machado, que murió
en un país vecino, triste… mirando al sur. Pero lo siento, mi España es la Ramón y Cajal,
no la de aquellos, y aquellas, que desconocen quienes fueron esos “dos
compatriotas”; y están muy… pero que muy, orgullosos, de ser españoles. A “esos”…
y tantos otros “compatriotas” gilipollas… que les den mucho por el culo… a
ellos… y a, ¡¡¡España!!!.