Duermevela de un esclavo

Duermevela de un esclavo

La pieza de un puzzle infinito (De planeta a Virgen... ¿o no?)


Una vez hubo una diosa… una cualquiera. Llamémosla Madre, Tierra, Principio. Protoraíz de la creación, fruto de la cosecha, señora de los cereales… y la fecundidad. Hija de Saturno y esposa, y hermana, de Júpiter. Venerada doctora del triangulum, la constelación espiral del triángulo M33… un perfecto isósceles con sus tres estrellas escocesas ancestrales de tercera y cuarta dimensión. Rotación de la Vía Lactea, supernúmero áureo estelar de Andrómeda. Piedra vieja y cabeza cortada del Vil Mesías San Juan. Ying y Yang de algunos hombres libres. Misterio del trono abandonado. Eje Y de La Masonería Blanca. Objeto del espacio científico del cielo profundo de Metallah y Deltotum. Triskel con la letra griega Δ asociado al Valle de Nilo e Isis Virgen entre la latitud + 90° y − 60°, 30 grados de declinación al Sur de Arcadia. Madonna de todas las Señoras Negras, y damiselas impúberes de Jesucristo hombre y no precisamente Dios. Aquellos que seis siglos antes del nacimiento del cristianismo se rindieron a Esparta transformaron una efigie de madera cuya cabeza era la de una yegua con una docena de dragones a modo de crines, en la que se llamaría “La Negra” por accidentalmente haber caído la estatua en un fuego para calentarse en pleno infierno del más arcano paganismo. Una vez hubo una diosa… Virgen Negra que todo masón adora por conocimiento hermético de la simple historia; el Universo lo guarda el constructor… y, La Iglesia oscurantista rinde culto incompleto y zafio a todas esas, “morenetas”. Madre Tierra, Mujeres, Creadoras, “brujas”, hechiceras y pérfidas. Ya sabéis su nombre. Si no lo adivináis… Buscar a la hembra ciertamente hermosa y falsa, de estatura regia, solemne, con una hoz por cetro y dos henchidos bebés bien amamantados. Que porta espigas en la mano derecha, a veces… una antorcha en la izquierda.
Hay un planeta con ese nombre antiguo, el más chico de los planetas enanos dentro del sistema solar. 950 kilómetros de diámetro entre asteroides. Se ubica entre las órbitas de Marte y Júpiter. Es un asteroide de tipo C. Con 8,958 × 10^20 kg. de masa y un poco de gravedad… Se descubrió hace algo más de dos siglos y es reverenciado por todos los maestros masones que en el mundo somos. Shhhh… no se lo digáis a nadie… Contiene vapor de agua liberado por géiseres de hielo en su superficie que expulsan al vacío seis litros de agua por segundo … y grandes secretos que no deben ser revelados. Porque la ignorancia de los necios es su mayor felicidad, le llamamos La Diosa. “Entre comillas y comillas”. Éste planeta enano tiene una densidad total de 2.9 gramos por centímetro cúbico aproximadamente, y una cuarta parte de su peso es agua, lo que hace que tenga en proporción, más agua que la misma Tierra. Una temperatura constante de -38º, y tal vez… podría conservar, ligeramente engrandecido, una delgada atmósfera. Lástima ser tan pequeño para ser un planeta, y pobre cuerpo celeste que es más que asteroide… La Humildad Madre de nuestro destino Humano de viejo papiro. Los egipcios sabían ya de un descubrimiento revolucionario de éste extraño mundo, donde una pirámide de cinco kilómetros de altura, (con equidistantes puntos brillantes reflectantes que pudieran ser hielo) relativamente plana se eleva pronunciada con nueve kilómetros de ancho sobre un cráter de 45 kilómetros de radio. El 27 de noviembre del 2.007, la nasa lanzó la sonda espacial Dawn, (Amanecer) a buscar respuestas. Desde 2.015 orbita el planeta enano con el nombre de “La Negra”, y hay poco interés en decir algo. Un 27 de noviembre en el Concilio de Clermont, el Papa Urbano II inicia la primera cruzada. En Clermont se reverencia La Virgen Negra Nuestra Señora du Port fiel a la imaginería egipcia de Isis y Horus, ¡curioso verdad!. La basílica románica fue construida sobre una cripta de 33 metros de profundidad previa a la época romana y se reconstruyó después del hundimiento de los cimientos. Una vez hubo una diosa… una cualquiera. Llamémosla Madre, Tierra.