Subir y bajar de los cielos… es agotador. Los
hombres son malditos cien veces cien. La vida carece de sentido real, de
justicia profunda, de verdad genuina. La gente habla en exceso, los tertulianos comentan,
los doctores pontifican, los sacerdotes santifican… los inocentes callan, y
aquellos angustiados… son torturados y mueren. Cien veces cien mil… cada día…
se habla de lo mismo, con la misma evidencia. Se hace tesis de la apariencia, e
invención. Se fabulan unicornios rosas y dragones infames. Inicuos caballeros
centauros que montan las viles bestias que escupen el fuego por sus
embocaduras… y princesas de mucho cuento que cabalgan a lomos de esos
formidables pencos alazanes cornúpetas. Y nunca faltarán sombreados que sonden
el bien, y el mal dando lecciones de honestidad; y nunca faltara el mal
escudriñando la luz del fuego… y bien siendo un auténtico peñazo de castidad y
virtud. Y es que toda una gama de grises en las cosas está penalizada con el
olvido por la realidad ilusoria de los hombres. La concentración de la mente en
el vacío de la materia es la clave de la curación ontológica y sanitaria, pero
no nos concede la inmortalidad ilusoria… nuestra “inmortalidad” efectiva, es la
existencia de Nuestro Yo Infinito con medicamentos reciclados para la salvaguardia. Sin ojo egipcio, sin lengua, sin corazón…
sin precisar “castidad ni virtud” ni honesto danzar alrededor de templo alguno
con su quimérica religión. Podemos
pensar, repasar e investigar cien mil veces cien mil millones… las piedras del
camino en aprendizaje, y hacer estudio de su opalescencia, química y demás esencias y
etcéteras. Pero siempre, al final del "camino"... En la cautivadora Nada que nos
espera. El Todo es el "camino" sí… la “opalescencia” del Conocimiento completado.
No se precisa tocar materia para curar materia, basta el impulso mental… nada
lo bloqueará. Ni la ira. La mente debe fluir como el cauce de un río, como
fluye la vida en si misma… y que la gente, "hable". De los asuntos de las
hipercuerdas, por ejemplo, en el detalle matemático de una caña de cerveza mal
tirada y su cuantización condensada en el camarero de Higgs y analizando la
violación de causalidad de un Dios Constructor del Universo.
Que se repitan unas elecciones es como el ajo
en el condumio sin gracia. Yo os digo: Si no tenéis miedo lo tendréis, y quien tiene
poder, lo utiliza. Seguir siempre de pie… Sentir el calor de los opuestos, la
materia oscura no está a millones de años luz de distancia, a eones de tiempo
de vuestro lugar en el universo. Está aquí. Viajamos en ella. Inconscientes e
infinitos. Somos impulso soberano, pero… ¿en qué dilapidaremos nuestro
pensamiento y obra, memoria y visiones… inteligencia, y los hechos?. La vida no
es té helado. Es la sed de los hermanos que no vemos sufrir, la carnicería de aquello
que no apreciamos nuestro. Juzgamos al topo ciego de la suerte, y éste es
maestro de los sueños, y emperador de los instantes de furor arrebatado a las
nubes que se espantan en un instante de luz inalcanzable. Es el cronopaisaje de
una quinta dimensión de círculos y esferas gusanoides sin azar ausente. Un razonamiento
exacto con propósito y ecuación, al uso de la transformación y del álgebra
básica de la relatividad convencional. La velocidad de v>c para un
observador neutral moviéndose como un hooligan futbolero en el eje z no supone
si no una controversia en nuestro viaje iniciático. Pues somos partículas
elementales en un escenario simbólico de ciencia vieja y neo-oscurantismo
positivista. El juego es la imaginaria velocidad mayor a la de la luz
moviéndose en la masa en reposo hipotética. Yo mismo soy x1 y x2 en un mismo
tiempo t1 y t2 mientras tecleo. Una misma circunstancia, un mismo hecho
transformador de energía sin pergaminos viejos. Y la realidad física del
observador principal no será un orden anómalo temporal sin verificar de
taquiones superlumínicos de ciencia ficción. Olvidemos las atlántidas y soñemos
una vez más en el camino. "Las piedras"... Esas ondas de choque condensadas en remembranzas
humanas que forjan nuestro carácter. Nuestras paralelas Humanas con Mayúscula
en el vacío insondable del Ente. Subir y bajar de los cielos… es una agotadora
paradoja de momentos libertos… extravagantes.