Duermevela de un esclavo

Duermevela de un esclavo

La masonería blanca (Parte décima... de las "comillas")


Subir y bajar de los cielos… es agotador. Los hombres son malditos cien veces cien. La vida carece de sentido real, de justicia profunda, de verdad genuina. La gente habla en exceso, los tertulianos comentan, los doctores pontifican, los sacerdotes santifican… los inocentes callan, y aquellos angustiados… son torturados y mueren. Cien veces cien mil… cada día… se habla de lo mismo, con la misma evidencia. Se hace tesis de la apariencia, e invención. Se fabulan unicornios rosas y dragones infames. Inicuos caballeros centauros que montan las viles bestias que escupen el fuego por sus embocaduras… y princesas de mucho cuento que cabalgan a lomos de esos formidables pencos alazanes cornúpetas. Y nunca faltarán sombreados que sonden el bien, y el mal dando lecciones de honestidad; y nunca faltara el mal escudriñando la luz del fuego… y bien siendo un auténtico peñazo de castidad y virtud. Y es que toda una gama de grises en las cosas está penalizada con el olvido por la realidad ilusoria de los hombres. La concentración de la mente en el vacío de la materia es la clave de la curación ontológica y sanitaria, pero no nos concede la inmortalidad ilusoria… nuestra “inmortalidad” efectiva, es la existencia de Nuestro Yo Infinito con medicamentos reciclados para la salvaguardia. Sin ojo egipcio, sin lengua, sin corazón… sin precisar “castidad ni virtud” ni honesto danzar alrededor de templo alguno con su quimérica religión.  Podemos pensar, repasar e investigar cien mil veces cien mil millones… las piedras del camino en aprendizaje, y hacer estudio de su opalescencia, química y demás esencias y etcéteras. Pero siempre, al final del "camino"... En la cautivadora Nada que nos espera. El Todo es el "camino" sí… la “opalescencia” del Conocimiento completado. No se precisa tocar materia para curar materia, basta el impulso mental… nada lo bloqueará. Ni la ira. La mente debe fluir como el cauce de un río, como fluye la vida en si misma… y que la gente, "hable". De los asuntos de las hipercuerdas, por ejemplo, en el detalle matemático de una caña de cerveza mal tirada y su cuantización condensada en el camarero de Higgs y analizando la violación de causalidad de un Dios Constructor del Universo.
Que se repitan unas elecciones es como el ajo en el condumio sin gracia. Yo os digo: Si no tenéis miedo lo tendréis, y quien tiene poder, lo utiliza. Seguir siempre de pie… Sentir el calor de los opuestos, la materia oscura no está a millones de años luz de distancia, a eones de tiempo de vuestro lugar en el universo. Está aquí. Viajamos en ella. Inconscientes e infinitos. Somos impulso soberano, pero… ¿en qué dilapidaremos nuestro pensamiento y obra, memoria y visiones… inteligencia, y los hechos?. La vida no es té helado. Es la sed de los hermanos que no vemos sufrir, la carnicería de aquello que no apreciamos nuestro. Juzgamos al topo ciego de la suerte, y éste es maestro de los sueños, y emperador de los instantes de furor arrebatado a las nubes que se espantan en un instante de luz inalcanzable. Es el cronopaisaje de una quinta dimensión de círculos y esferas gusanoides sin azar ausente. Un razonamiento exacto con propósito y ecuación, al uso de la transformación y del álgebra básica de la relatividad convencional. La velocidad de v>c para un observador neutral moviéndose como un hooligan futbolero en el eje z no supone si no una controversia en nuestro viaje iniciático. Pues somos partículas elementales en un escenario simbólico de ciencia vieja y neo-oscurantismo positivista. El juego es la imaginaria velocidad mayor a la de la luz moviéndose en la masa en reposo hipotética. Yo mismo soy x1 y x2 en un mismo tiempo t1 y t2 mientras tecleo. Una misma circunstancia, un mismo hecho transformador de energía sin pergaminos viejos. Y la realidad física del observador principal no será un orden anómalo temporal sin verificar de taquiones superlumínicos de ciencia ficción. Olvidemos las atlántidas y soñemos una vez más en el camino. "Las piedras"... Esas ondas de choque condensadas en remembranzas humanas que forjan nuestro carácter. Nuestras paralelas Humanas con Mayúscula en el vacío insondable del Ente. Subir y bajar de los cielos… es una agotadora paradoja de momentos libertos… extravagantes.