Que hoy es La Final de UEFA Champions League
lo saben en Madrid y en Milán. En mitad de Irak, y eso es lo malo… y en San
Salvador. Yo amo el Fútbol, su significado hermetista y su ciencia física, pero
odio de él demasiadas cosas que la gente cree importantes. Y lo más principal,
El Poder hasta cierto punto algo omnímodo… que lo convierte en cortina de humo. Del
fútbol detesto el haberse convertido con el peso de los años, que no el paso,
en negocio canastero para y por chimpancés guión orangutanes fieles a
cualquiera de sus zamarras de color ya sean blancas, rojiblancas o blaugranas. Toda
clase de primates inferiores han invadido el sagrado templo de nuestro amado
balompié milenario y masón. Desde presidentes chimpancés que encienden puros…
¿o no, ya?... con billetes de a millón en reservados de restauración gorgonita
antes de cenas, comidas y partidos trascendentales. A esos gorilas en la niebla
de las gradas golpeándose sus torsos de ultras descerebrados… hasta esos
sensibles monos graciosos que son los orangutanes papá con sus crías que algún
día esperan les saquen de la pobreza militante. Y cuantas gilipolleces escucha
uno de las gentes esas que se oye hablar de fútbol y lo más redondo que han
visto en su vida son las tetas de sus pobres madres los muy mamones… Que si el Dios "del fiurbol" le debe una copa al Atleti, por ejemplo. ¡Ignorantes!. En todo caso a la pobre
Holanda… pero, si es por deber el Dios del Todo… El Dios Arquitecto del
Universo le debe mucho más a las medusas que hoy verán el partido entre pizza y
cervezas de marca blanca, patatas fritas y la crispa de la vida en noventa
minutos. Una glándula pineal. Y lo siento, porque un servidor por deformación profesional estará más
pendiente de ver como el Atleti está por eso de encoger los espacios en el
centro del campo, cual el Real Madrid de ensanchar el campo de juego. A mi los
abdominales de CRSeven me la pelan. Eso para los de las Archer Fan Zone.
Y es que tanto La Iglesia como El Fútbol hay
veces que no me explico porque extraño mecanismo se han convertido en las
mayores frikadas de la humanidad en minúscula. Quizás por tener mucho de sopa
boba para tontos junto con la política. Donde se puede encontrar al gilipollas
de derechas, obrero, católico y del Real Madrid cual al imbécil atlético, ateo,
catecúmeno de izquierdas… ¡Caben tantas párvulas combinaciones, y… viceversas!.
Y no les cuentes a los mosquitos del ritual Kemari japonés, el harpastum
romano, o de como Eduardo II de Inglaterra prohibió un juego de pelota que
jugaban los londinenses allá por 1314 porque dejaba a sus soldados “sin tiempo”
para la práctica de la arquería. ¡Maldito refugio de infieles!. Se empiezan por
las flechas, y se termina en 1.992 por crear la Asociación Internacional de Fútbol de Gays y Lesbianas. (IGLFA) Porque
el balompié masón tal y del modo que se creo es un deporte que fomenta la
hermandad, la libertad y la tolerancia, y harina de otro costal es que monos
humanoides lo hayan dejado reducido a mercadotecnia y derechos de emisión para
otro prototipo de especulación pecuniaria más. Además antes del fiduciario fue
ese orden de carnaval medieval practicado en las islas británicas en épocas
previas a la Cuaresma al modo del calcio florentino; quizás quede esa
reminiscencia oscurantista y farragosamente idólatra de tantos cholos y cholismos
supersticiosos peloteros. En fin, dejemos a los partidarios de las Reglas de
Sheffield, y esos que van por ahí diciendo que el fútbol no da de comer; porque
por un lado a Messi le da para mariscadas de por vida… y, para mi con la FA Cup
murió todo el tinglado. Pero, ¿importa todo lo qué se diga cuando se ponga a
rodar de nuevo el balón?. Tiros, guerras olvidadas, hambres, sequías,
violaciones, violencia… sin tarjeta roja. Es la enésima oportunidad de observar
al primate prócer que bajó del árbol de la vida… y la evolución, y al capitán del Pequod que se aferró fuerte a él. Comulgar, es otro cantar…