Vivimos tiempos para pocas filosofías, más bien
destinados a bailar inconscientes, y a cantar guachi guachis in english. Son
tiempos tan cutres estos, que llamarlos “cutres” es darlos una categoría
demasiado elevada. Vivimos tiempos de una España “desvertebrada” siempre a la sazón de la última encuesta, y el penúltimo
barómetro, donde queda meridianamente claro que a nuestros acémilas compatriotas
les emociona más el PIB que la Pobreza Energética, y las cifras “falseadas” del
paro que los esfuerzos de algunos pocos por tantos… y ahí lo dejo… no se me
tache de populista. Vivimos tiempos donde la vida de una academia de baile en
televisión, un cantante adolescente, una loca del culo en una isla remota, unos
tertulianos de basura crocante merendando gilipollez cada tarde, o un partido
de fútbol de mercadotecnia europea es más importante que el simple y pequeño
argumento de miles de seres humanos muriendo de hambres en las fronteras con o
sin concertinas de nuestros soportales. Vivimos tiempos para muy pocas
ontologías dialécticas. ¿Y ante esa “realidad durísima” qué se puede hacer?,
¿bajar los brazos?... Nada… ¡Nada!. Gritar venas adentro. Que piensen que estás
triste… cuando realmente, estás harto de tanta incompetencia solidaria de aquellos
que pudiendo hacer algo… no hacen nada de nada. Falta humildad y sobran egos,
faltan Hombres Buenos y Reinos universales de Conciencia, y sobran sonrisas de
complacencia, y antidisturbios del verbo tirando metralla de majaderos. Y lo
siento de verdad… porque para mí, ya es demasiado tarde para cambiar. Para
soportar idiotas, para ver monos de feria pasando por “talentos” de la especie
humana “superior” y dominante, e idoneidades para mayor gloria al Dios
Constructor del Universo. Me pilla tanto vacío excremental ya, con “el culo
pelado”.
Mas
mientras siga pudiendo decir lo que pienso aunque sea en éste silencio de
teclas sobre música para retarders seguiré en la brecha. Sin filosofar, que es
pecado… y es mortal. Hundido en La Realidad Radical, esperando el momento de El
Resurgir. Porque un león sin dientes ni garras, sigue siendo un león. Y quien
quiera entenderlo, lo entenderá. Porque en la vida se puede ser león o cordero,
y un cordero puede ser león… si se lo propone. Cada segundo que transcurre en
el devenir celeste, atraviesan entre nuestros quarks cargados eléctricamente
millones de rayos cósmicos que como cuchillos procedentes del espacio exterior
debido a su extraordinaria velocidad nos cortan cual mantequilla. Cada segundo
cientos de miniagujeros de gusano se abren en la corteza de energía oscura que
nos rodea del espacio-tiempo transfiriendo a través de campos electromagnéticos
de un extremo a otro de nuestra Conciencia en una suerte de mini puentes
Einstein-Rosen, los pequeños metamateriales nuestros de cada día sin complejas
formulaciones matemáticas que no asimilaríamos ni en un millón de años de
aprendizaje continuado. A veces sólo debemos cavilar el hecho probado
filosóficamente y ... comprobado, durante muchos siglos de escolástica de que nuestra
cirugía “metafísica” y positivista… es imperfectamente adecuada. Que somos
estructuras biológicas en extremo débiles, y quebradizas de llamémoslo... “españoles”, “catalanes”, “vascos”… a nuestras partículas elementales como
estadios de la materia ricos o pobres, con forma de cono llenos de diminutas
agujas que permiten pasar la luz del universo entre ellas, sea cual sea la
carga vibrante. ¿Fronteras?, ¿guerras de religión?, ¿hambre?, ¿pobreza
energética?, ¿paro?, ¿Eurovisión?, ¿telebasura?, ¿política?... jajajaja… debería
aterrarnos, que no hay supervivencia sin Conciencia de La Realidad Radical. ¡Maldito
simio humano!.