Quizás sea éste un gran atasco estelar de ceros
y unos. Un atasco de la verdad inherente a la existencia de la materia animada.
Como un riff de guitarra las ondas de choque, los campos gravimétricos y la
hipervelocidad jueguen a los dados con nosotros… sólo, nosotros… y el resto
sea, misterio… al fin y al cabo sólo somos jugadores de éste campo de juego que
desconocemos; sus reglas… sus arbitrios, y con sus complementos. La Tierra es
un planeta de certezas mayores para una humanidad diminuta, que pide realmente
poca cosa para ser Sistema, y demasiadas para alcanzar el súmmun de su
capacidad de percepción. Y que lo que llama felicidad es un instante de
placidez, de sosiego humano. E igualmente que el universo se está
estabilizando, corrigiendo, expandiendo… estamos destinados a perecer como raza
estúpida, destructora, ni tan siquiera dueña de su propio destino que burla con
secular violencia medieval y escolástica, cambiadas las espadas por pistolas y
las catapultas por misiles tierra-aire. El concepto de libertad masónico no es
un rito sin sentido, no son signos indescifrables sobre pergaminos antiguos, ni
pequeños secretismos provincianos que pasar de padres a hijos como viejas
alhajas que robaron a lomos de pencos malheridos nuestros canallas abuelos. La
Libertad amanece cada día como el Sol sale para toda la humanidad. Hasta los
más ciegos pueden sentir su calor, más pocos son aquellos que dan a sus
sentidos el halito de la luz que hace crecer las plantas, el sustrato vegetal base
de la Gran Pirámide de la vida. El error está en pensar que El Sistema nos de
sentido, ceros y unos… bites históricos de contrasentidos y oscuridad. Nosotros
damos razón de ser a la realidad; sea ésta ilusoria, o La Gran Realidad
Radical, El Ente Humano siempre es libre.
Saludemos como debemos pues a La Libertad sin
precisar 23 salvas en su honor, ni haber de decir un: Te reconozco. Pues ella
manda. Sin su esencia no existe la felicidad que es raíz del pensamiento del
hombre y lo que da rectitud a la existencia global. “Reconozcamos” pues que
debemos a ese ascendente nuestro tan ignorante como algunos de nuestros
conciudadanos su cuota de honores y favores por haberse erguido en mitad de la
sabana cuando aún permanecía pegado al suelo con su propia deuda de compasión
sin límite. Con esa piedad de Dios Constructor del Universo y de los hombres
buenos. ¿Será ese el gran atasco estelar de primos y enteros, fracciones y
decimales?. ¿El binario del Hombre Postmoderno 2.0, más aun en pañales de
Primero de Cultura que ignora todavía que es la felicidad… si prosperidad o
paz, orden, o… optimismo?. La aquiescencia en la exactitud “megahumana” está
cuando despejamos X de la disconformidad general. La luz me quema las retinas
personalmente… esa es mi demarcación, meta y fondo. Al final de un camino queda
sólo el camino. O dicho de otro modo, conocer el camino. Describir cada piedra,
surco, cuneta, como un templo del mundo, de sus contextos “infernales”,
escenarios y extraños recovecos. La noche nos pertenece junto con el día que
concierne a nuestros insólitos arcángeles. Peregrinos excepcionales de la
piedra, hermanos de nuestra misma sangre. La Gran Fraternidad de la estirpe
pensante del hombre. Vivir es el tope de éste riff libertario. Rock and roll. Are you ready?.