Comienza la semana oficial. Lunes. Cuatro de la
mañana. Insomnio, y sin novedad en el frente… de momento. He leído algunos
periódicos de alvéolos digitales. No toman temperatura al mundo, no cogen aire
para gritar las miserias de la humanidad… y entonces se supone que todo está
bien. Llegará el día nuevo y los medradores de la opinión seguirán hablando de
la política infame y sus adosados de corrupción y pactismo. Amancio Ortega
acumulando capital en pos de ser el Sr. Burns de todos los Simpsons españoles
con su fiel Waylon Smithers político y paisano, Presidente de éste Springfield
a su alargada sombra mientras en el sudeste asiático la gente se muere fabricando
ropa entre incendios con semiesclavitudes laborales. Mientras el Joker mandamás
de Españistán del Sur “libre de cargos” y a la carga ríe las “miserias” que nos
son propias y ajenas. Les importa lo de O Porriño lo mismo que a Obama una
almorrana en el culo de un combatiente cualquiera del Estado Islámico… bueno
quizás sea injusto, en esto que digo… en realidad, lo de su “postureo”, es una
actitud… para salvar los culos. Para hacer ver que están con las víctimas… Por
un puñado de votos que escondan ineptitudes varias, y hasta tal vez la falta de
cuidado en las infraestructuras. Esas que se pierden por la cloaca del soborne.
Porque los muertos del accidente de Galicia son de primera categoría, les
importan… traen y llevan puñados de votos. No son niños sirios que mueren bajo
las bombas de una guerra lejana que a nuestros sápatras “democráticos” les
incomoden, no son asiáticos que cosan y mueran para la riqueza de emperadores
mesiánicos de la tela marinera que quieran liderar la lista Forbes o la lista
de los que financian al más que corrupto alcalde de Springfield-Santiagoland en
pleno vociferar al ganado-electoral. Lo demás se guarda silenciosamente. Son churras con merinas: ¡Pero, por cierto... qué gran labor la de UNICEF en Haití!. ¡Recordáis el terremoto de Haití!. El dinero empapa el suelo, y se filtra al limbo.
El incendio en una fabrica textil de Bangladesh
sólo es como decía la canción de Pink floyd… “otro ladrillo en el muro”, una
nada intangible y etérea de ese imperio que viste a media España, Europa y el
“mundo libre” a buen precio. Hoy es una marca, mañana otra… Hoy es un cheque al
portador político de turno, mañana otro. Pero no importa demasiado… esos
muertos son de tercera división… no votan, no cuentan. No valen igual las
víctimas de un terremoto en Tanzania que en Italia. Si la gente anestesiada
aquí no entiende el concepto de La Libertad y La Igualdad para los que son sus propios
compatriotas arrastrados al infortunio, y la necesidad en su propio estado,
en sus propias ciudades, prácticamente frente a ellos… y los denigra, y los
llaman sin ambages humanitarios: “Parásitos sociales”… van a entender el
concepto de La Fraternidad con sus iguales humanos donde ocurran tragedias que
nos deberían conmover. No considero que estar el primero en La Lista de Forbes
sea ningún jodido honor… quien así lo piense no es otra cosa que un maldito
enfermo. Es la lista más vacía e inhumana que se ha hecho nunca. Pero bueno,
allá cada cual con su moral… de mierda. Con sus amiguitos del alma… con sus
vicios y sus filias. ¡Qué importa qué casi cuatro millones de mujeres sean
explotadas para que unos canallas saquen pecho de lo que valen!. Que menores en
lugares como Camboya trabajen ochenta horas semanales por cien euros mensuales
para que aquí borregos ignorantes lleven puesta la zamarra oficial de la
primera equipación del Real Madrid C. de F. a 64,95 de vellón by Adidas. Un
servidor fiel a la pureza de la masonería blanca abandonó hace mucho tiempo el
Templo Rojo de sus “hermanos” y vive en el Infierno Azul de la ayuda y el
desprendimiento, La Realidad Radical y La Conciencia cuando vió la sordidez y
la mezquindad más repugnante a su alrededor. Hoy me he revuelto pragmático y "cabrón"; quizás admito versado en esa maldad cierto grado de podredumbre “humana” vs. "algunas" buenas obras. Pero he visto tantas ONGs tan respetables como UNICEF y otros
etcéteras podridas hasta las entrañas que algunas veces el lunes, a las cuatro
de la mañana de insomnio, prosigue la mentira… y me siento cómplice.