Duermevela de un esclavo

Duermevela de un esclavo

El Libro Blanco de la Masonería (Parte once: Participar de la vida)


¿Cuántas cosas nos son propias?. Demasiadas. ¿De cuántas cosas nos apropiamos para considerarnos aquello que nos da la naturaleza de nuestro propio ser?. Demasiadas… ¿Cuántos objetos innecesarios, cuántos personajes extravagantes nos rodean… cuántas palabras, cuántos pensamientos negativos, cuánto posees que te define como crees que eres… en lugar de cómo verdaderamente te sientes qué eres?. Hay quien verá circunloquios en éstas palabras… ¿vale?. Un rodeo inútil para no decir nada… ¿vale?. No somos nadie por aquello que somos, sólo la apariencia de un ser. No consideramos un ente que vive en nuestro mismo lugar, se mueve con nosotros, tiene miedo y al mismo tiempo es temerario. Me aburre pensar que está todo dicho cuando no se dice nada, cuando se calla porque un vacío de estupidez lo cubre todo… porque se piensa que la verdad es esa manta de retales que cubre lo que verdaderamente es… La verdad es que la humanidad está tan necesitada de encontrar un eje vertebrador de su inconsciencia. De la mentira de seguir hacia adelante sea como sea, y del modo que sea. ¿Cuál es el fundamento de la vida?: ¿Acumular riquezas, o acumular conocimientos?... Pues bien… unos dirán que X…. y otros, Y… Algunos supersabios valorarán la posibilidad de un balance compensado de XY… ¿Y la verdad?... La verdad, es que no hay verdad. El fundamento de la vida es ganar una Conciencia. De modo que me hago la primera pregunta: ¿Cuántas cosas nos son propias?... Pues, sólo y únicamente la Conciencia. Ni la camiseta que llevo puesta, ni el pantalón de pijama que me cubre mientras escribo esto, ni los calzoncillos… ni tan siquiera las zapatillas que cubren mis pies son elementos propios de mí… puede que ni tan siquiera partes de mi cabeza que siento ahora mismo palpitar de dolor. Ni el hecho de escribir y el hecho de pensar en lo que escribo, interactuar, intentar mostrar una verdad… me convierte en un Ente Inteligente, sólo soy… un grano de arena interrogándose sobre La Memoria en la Gran y lejana playa del Constructor… aquí mismo… a la vuelta de la esquina. En la soledad de La Conciencia. Bajo el Sol, y las estrellas. Observando la necedad por ser en mis hermanos, en lugar de la gloria por entender en que consiste estar y, sobre todo… entender…
… entender, en que determina ésta soledad el participar de la vida misma. Y entonces la segunda pregunta tiene una respuesta obvia… Os recuerdo la pregunta: ¿De cuántas cosas nos apropiamos para considerarnos aquello que nos da la naturaleza de nuestro propio ser?. Si nos define como seres humanos la ropa que usamos, el coche que poseemos, la casa que tenemos, aquello que comemos, los libros que leemos, los programas de televisión, el cine, las series que vemos, el trabajo que laboramos, los estudios que emprendimos y aquello que aprendemos, las personas que conocemos, incluso nuestro propio perro… cualquier cosa, que creemos parte de nosotros mismos… que hemos hecho nuestro… ¿Ese, “batiburrillo con etcéteras” nos define como entes y a nuestra Conciencia?. Ah, El Juego de la vida… La Voluntad de la Gran Humanidad, mi yo en su pequeña celda apagada ya hace demasiados eones… mis partículas elementales, mis proteínas, las sustancias de mi propia autodestrucción y las contraseñas humanísticas y matemáticas de mi transustanciación. Mi Ente, Mi Conciencia… no es una camiseta que llevo puesta, ni la suma de mis conocimientos, ni aquello que veo… con intención de hacerlo, o al “descuido”… La Verdad, es participar de ésta ilusión general compartida que no se alcanza en La Realidad Radical hasta comprender que lo que somos, no es lo que nos define. Aquello en lo que creemos puede no ser lo que nos da sentido de especie, aquello que nos guarda y no nos interesa puede ser el recio muro del castillo de cristal que nos protege… Participar de la vida es la clave. Ayudar y amar a tus hermanos es la única realidad viable. El egoísmo del hombre es un callejón sin salida. No conduce a ninguna vía, ni viva ni muerta. ¿Por qué luchar por ser… por poseer, por mirar desde arriba hacia abajo, si siempre tendrás el Sol y la Luna sobre ti, el Universo entero riéndose en tu puta cara de tu infinita y diminuta estupidez?. La carrera de tus deseos está perdida de antemano… disfruta participar de la vida… amplia tu Conciencia hasta merecer el regalo de vivir. No importa lo que sientas o creas ni lo que imagines, muy… muy lejos, a la vuelta de la esquina… Dios Constructor del Universo cree en ti, sin reciprocidad ni precisar religión ni fe que le veneres. Tú eres él… Tu Conciencia. Tu consecuencia. Tu gnosis. Los hechos que te definen. Tu defensa…