Duermevela de un esclavo

Duermevela de un esclavo

Abisinios y etíopes


Las bases del espíritu y de conocimiento humano están en decadencia. Ya no es simplemente crisis. Hablo del ocaso de todo un modelo humanista basado en la moral. En la ética del ser humano sobre la obra del proceder egocentrista de una humanidad en minúscula, vacía de contenido y rectitud. Donde personas que se dicen buenas y honestas cometen todo tipo de tropelías e injusticias en el nombre de un derivar adecuado a su virtud laxa. Quizás por desconocer que es La Gran Conciencia. Y confundir el arrastre científico de la conciencia, con el Supremo Aprendizaje de La Realidad Radical y todo un enfoque gnóstico del Libre Albedrío tan preciso como necesario. No sólo es obligatorio e inexcusable el advertir e intuir como se mueve éste mundo, si no también el comprender y utilizar del modo más apropiado y proporcionado, cada pequeño pedazo de la maquinaria que desdobla éste universo nuestro de cada día. Pues como especie supuestamente inteligente nos movemos en un caldo salino y primigenio aun de ego intelectual arcaico. Donde los tuertos son los reyes absolutistas de una acumulación sin sentido de datos y verdades en duelismo de lo “irrefutable” y permanentemente ciego. Una batalla incruenta de la vieja pelea ancestral de la civilización contra la cultura donde algunos hombres buenos cargan contra el olvido premeditado y la desidia humanitaria de aquellos que simplemente se autodefinen como buenos. Hay un inherente oscurantismo de índole y barbarie filosófica en la entente civilizadora de una parte de género humano que no desea el bien común. Apelar con ellos al progreso de especie es imposible. Y tarde o temprano se arrollarán a si mismos colina abajo como cantos rodados. Se hace menester una cultura de base “moral” para sobrevivir a estos días de enconamiento entre embestidas sociales y económicas.
Tiendo a ser pragmático, (y zafio...) a pensar de un modo absoluto en la posibilidad siempre de la razón contra la iniquidad… pero a menudo la “injusticia” de esa falsa bondad de los “buenos”… me da la medida de los “hombres”. Hay demasiado hijo de puta embozado de supuesto benefactor. Excesivos e inmoderados bienhechores y “mecenazgos” de caridad y gracia solapados de hipocresía. Se cargan desmedidamente y en exceso, muy a menudo, las tintas sobre lo evidente y sin miedo al compromiso “humano”. Y justamente, aquellos que más deberían guardarse de pronunciarse, son los que más levantan la voz. Es la estupidez de la agudeza y la comprensión al cubo. Al cubo sobre la cabeza donde no se para de dar garrotazos. Nos debemos un poco de humildad tal vez "únicamente" a nosotros mismos. Ser conscientes del tiempo que vivimos y la tierra que pisamos, o mejor dicho... pisoteamos… Y lo digo no sólo para aquellos que olemos los mil aromas de la arena que nos quema y andamos… lo digo también a esos mil gigantes con pies de barro que se creen los putos amos del mundo y son únicamente unos mierdasecas. Cuando se ve a uno de esos Reyes de Mambo se entiende perfectamente, los males que acechan a su presunta “civilización”: La “edificante” realidad ilusoria que ciñe y circunda en “misticismo” científico lo que no deja de ser apariencia. Etérea forma de saber artificial. Teorización del Todo. Compra-venta de créditos universitarios durante toda una vida de haraganería y molicie. Un servidor no tiene deudas éticas y es partidario del silencio, un discreto mutis… dejar hablar a la “voz” del rebaño, al bóvido estabulado que mejor muge. Y aquí me quedo. En abisinio, tras el “aberrunto”. Cuidando mis barbas canas y pobladas a lo Karl Marx, para que no se pueblen de chinches a cascoporro. Que acapullosacao ya hay “excesivo” de etíopes en lo del pensar dando barrigazos.