Las bases del espíritu y de conocimiento humano
están en decadencia. Ya no es simplemente crisis. Hablo del ocaso de todo un
modelo humanista basado en la moral. En la ética del ser humano sobre la obra
del proceder egocentrista de una humanidad en minúscula, vacía de contenido y
rectitud. Donde personas que se dicen buenas y honestas cometen todo tipo de
tropelías e injusticias en el nombre de un derivar adecuado a su virtud laxa. Quizás
por desconocer que es La Gran Conciencia. Y confundir el arrastre científico de
la conciencia, con el Supremo Aprendizaje de La Realidad Radical y todo un
enfoque gnóstico del Libre Albedrío tan preciso como necesario. No sólo es
obligatorio e inexcusable el advertir e intuir como se mueve éste mundo, si no
también el comprender y utilizar del modo más apropiado y proporcionado, cada pequeño
pedazo de la maquinaria que desdobla éste universo nuestro de cada día. Pues
como especie supuestamente inteligente nos movemos en un caldo salino y
primigenio aun de ego intelectual arcaico. Donde los tuertos son los reyes absolutistas de una
acumulación sin sentido de datos y verdades en duelismo de lo “irrefutable” y permanentemente ciego. Una batalla incruenta de la vieja pelea ancestral de la
civilización contra la cultura donde algunos hombres buenos cargan contra el
olvido premeditado y la desidia humanitaria de aquellos que simplemente se
autodefinen como buenos. Hay un inherente oscurantismo de índole y barbarie
filosófica en la entente civilizadora de una parte de género humano que no desea
el bien común. Apelar con ellos al progreso de especie es imposible. Y tarde o
temprano se arrollarán a si mismos colina abajo como cantos rodados. Se hace
menester una cultura de base “moral” para sobrevivir a estos días de
enconamiento entre embestidas sociales y económicas.
Tiendo a ser pragmático, (y zafio...) a pensar de un modo
absoluto en la posibilidad siempre de la razón contra la iniquidad… pero a
menudo la “injusticia” de esa falsa bondad de los “buenos”… me da la medida de
los “hombres”. Hay demasiado hijo de puta embozado de supuesto benefactor.
Excesivos e inmoderados bienhechores y “mecenazgos” de caridad y gracia
solapados de hipocresía. Se cargan desmedidamente y en exceso, muy a menudo,
las tintas sobre lo evidente y sin miedo al compromiso “humano”. Y justamente,
aquellos que más deberían guardarse de pronunciarse, son los que más levantan
la voz. Es la estupidez de la agudeza y la comprensión al cubo. Al cubo sobre
la cabeza donde no se para de dar garrotazos. Nos debemos un poco de humildad
tal vez "únicamente" a nosotros mismos. Ser conscientes del tiempo que vivimos y la tierra
que pisamos, o mejor dicho... pisoteamos… Y lo digo no sólo para aquellos que olemos los mil aromas de la
arena que nos quema y andamos… lo digo también a esos mil gigantes con pies de
barro que se creen los putos amos del mundo y son únicamente unos mierdasecas. Cuando
se ve a uno de esos Reyes de Mambo se entiende perfectamente, los males que
acechan a su presunta “civilización”: La “edificante” realidad ilusoria que
ciñe y circunda en “misticismo” científico lo que no deja de ser apariencia.
Etérea forma de saber artificial. Teorización del Todo. Compra-venta de
créditos universitarios durante toda una vida de haraganería y molicie. Un
servidor no tiene deudas éticas y es partidario del silencio, un discreto
mutis… dejar hablar a la “voz” del rebaño, al bóvido estabulado que mejor muge.
Y aquí me quedo. En abisinio, tras el “aberrunto”. Cuidando mis barbas canas y
pobladas a lo Karl Marx, para que no se pueblen de chinches a cascoporro. Que
acapullosacao ya hay “excesivo” de etíopes en lo del pensar dando barrigazos.