Lo de Niza no es muy diferente de lo que pasa
cada día en la ciudad de Bagdad, o en Siria… o en Sudán del Sur, con bombas y
ametrallamientos que matan por centenares y de un modo absolutamente
indiscriminado a hombres, mujeres y niños. Es sólo que lo de Niza ha sucedido
en suelo de Europa, La Europa de Schengen,
la del Negresco… la de los bombardeos preventivos… Hace unos días corrían en el
Aeropuerto de Estambul… un país de segunda categoría nuestros hermanos para
sobrevivir a la locura terrorista, y hoy son ciudadanos de primera categoría
especial los que corren para salvar sus vidas en el Paseo de los Ingleses de la
ciudad francesa… ¿cuál es la diferencia?. Ninguna. Al menos para mí. Claro que
mi modo de pensar no es el modo en que se derivan los grandes chamanes de la tribu humanidad en minúsculas que
exorcizan el mundo, para los que se acaba de atacar a la civilización
occidental en pleno corazón de la tierra de los principios democráticos, y la
libertad tricoloreada. Hace unos días ni medio minuto se dio de cobertura en un informativo
a los doscientos setenta y dos seres humanos muertos en un país sin ninguna
condición ni recursos como es Sudán del Sur, donde la violación no es sólo arma
de guerra, si no la moneda con la que el gobierno de dicho estado paga según
datos que denuncia Naciones Unidas a las milicias aliadas del régimen. Hablamos
de cientos, quizás miles de agresiones masivas sobre las mujeres y los niños de
ese conflicto. Pero mientras en el cerebro de los políticos y administradores
del primer mundo sobre tales hechos sólo se escucha un concierto de grillos en
mitad de una cálida noche de verano… ahora ya en la lejanía se barrunta que lo
de Niza llevará cazas, y más bombas inteligentes, y hombres valientes… a buscar
a los culpables de tal atrocidad, hasta el último rincón de la tierra. Porque
los corderos piden venganza. Y siempre, tienen hambre ajena de gloria.
¡Y los
lobos se la darán!. Y el Gobierno de España en funciones, o… el desgobierno, o
sus “políticos”… arrimarán el ascua a su sardina. Saldrán con el “cuento chino”
de que precisamente ahora hay que estar más unidos que nunca contra la barbarie
terrorista. Siempre es el mismo cantar. El miedo de los cobardes, y las
ciudadanías timoratas, y ese hábil “manejo” por parte de ciertas élites que favorece
contratos de defensa, da “réditos” electorales e incluso impulsa acuerdos
postelectorales… puede hacer, hasta parecer competente a un Ministro del
Interior. Hay carnaza para éste viernes en el aburrido panorama del politiqueo patrio y patriotero,
y si lo estiran bien y se empalma el “tema” para toda la semana que viene ya
tenemos viagra política. Puede que hasta seis abstenciones del PSOE por el bien
de España que faciliten La Investidura de Rajoy… ¿Qué no?. Cosas más raras se
han visto. Recapitulemos... ¿Pero por qué estos muertos son de primera categoría especial?. Pues
porque sabremos sus nombres y apellidos. Sus grandes y pequeñas historias.
Desde la pareja de viaje de novios en la Côte d'Azur que miraba desde el
Promenade des Anglais los fuegos artificiales, hasta el último mohicano que
concurría al evento despistado entre la multitud. Mas lo terrible es que lo que
aquí tiene la hors catégorie más brutal y homicida… ¡en, que sé yo!… Faluya, o Islamabad,
es “cuestión de suerte” que no te toque. Como ser militar a mediados los
ochenta en Madrid, o Errenteria, era medio billete para un Tutti frutti, oh rutti,
tutti frutti, oh rutti… A wop bop a loo bop a lop bam… bam. Pues eso… que
creo que aun nos queda mucha gilipollez por escuchar, mucha basura por tragar,
mucha hipocresía por ver, mucha banderita francesa "por ver"... agitar, mucha
libertad por oír gritar, mucho tertuliano por ver decir… ¡oh là là!... y, acabamos de empezar
nada más. Porque ochenta muertos de momento en La Belle Aurore es mucha tela. Y
la pavura ciudadana siempre pide sangre, nunca pausa y sensatez. Mesura y
juicio. Libertad para algunos, Igualdad para nunca… ¡Fraternidad!... ¿Qué es
eso?.