En estos tiempos locos, se vive por inercia.
Inercia veraniega. Claman, pero se escucha sólo el mugido de la manada. Rezan a
cien dioses mas se siente como un roncar de cuñado tras la paella centauro de
un domingo de chiringuito y playa. Las cabezas están recalentadas, sirven para
fumet… todas son cabezas de polla y gambas chupadas. Las ministrables, las de
los sacerdocios paganos, las de la exéquia política transversal, las de los que dirigen
ésta economía desquiciada en plena extinción de los dinosaurios. Vivimos días en los
que unos quieren ser la madre de todos los corderos, y otros no saben aun si
son el cordero que van a sacrificar. Ahora más nunca necesitamos regeneración
democrática, y volver a la tortilla de patatas y el filete empanado en bocadillo
con su tercio de cerveza bien fresquito. Su verbena con coches de choque y
chochonas. Su misa en pantalón corto. Su pachanguita de solteros contra
casados. La croqueta torpedo a la línea de flotación del bañador que marca
estilo y nardo, con esa tripa que rebosa como un tsunami por encima. Me fascina
saber que todavía existe el universo sombrilla en éste país de toros asesinos natos y
tauromaquias excitadas. Donde la decadencia y la demencia ha llegado al cenit
de la cabrunez: Poder acabar con los huesos en la cárcel el personal por soltar
en ciento cuarenta caracteres lo que se piensa, y se suelta a esputo, en un
instante cafre que quien no tiene alguno, alguna vez; y que un solicenciado se
lo lleve muerto por la patilla a lo Padilla de a millones unos cohechos y unos
hechos del erario público, y aquí no lo pague ni Dios. ¡Bueno sí!, los que
todos sabemos. El pueblo soberano y tonto. Que entre el puchero y el voto en
masa va la canalla, está a lo de matar y morir matando España, antes de dejarla
en manos de rojos que les dejen morir de hambre y frío. ¡Porque son soviets!.
Éste período histórico que vivimos en mitad de
una Babilonia de necios sin poesía, es para hacérselo mirar pero que muy bien en Afflelou a lo Tchin Tchin. ¡Sin brindis!. Le "peuple" le pide
una catedral para orar al empleado cualquiera de un McDonald’s, que es lo
mismo, exactamente lo mismo que pedir a la clase política que pacte un
gobierno. Los tertulianos ya le dan tantos giros copernicanos al tema que ni
saben de lo que hablan los cabrones. No saben si sacar a pasear de nuevo al abuelo
guerracivilista en silla de ruedas que guardan en su neurona espejo más
profunda, o poner de nuevo el disco de la Belter rallado con el hit Venezuela
Mon Amour. Claro que antes de seguir palmando más escaños alguno de puro rojo
sonrojo obrero se abstendrá y pondrá pie en pared de azul Pitufo y a cubrir el
expediente. Los que ahora callan bailaran como los putos egipcios; serán recompensados
como lo que son, eficientes corsarios con sus patentes; los que les votaron se
morderán hasta las uñas de los pies y toda la jodida pedicura, otra vez… y aquí paz, y después gloria in excelsis deo. ¡Corred
forrests, corred!. Pero aun falta una hora en olla rápida para que se guise y
recueza éste terruño crudo que no cuece ni para Dior... y, donde aun no es que haya
gente que cree que el hombre no llegó a la luna, es que hay quien todavía
piensa que el Sol gira alrededor de la propia tierra. Sabéis, yo no sé quien es
Jorge Díaz, flamante ganador de ese “gran hermano” de supervivencia isleña de
Telecinco. Claro que lo mismo ha triunfado porque alguien pensó que era familia
de Jorge Fernández Diaz y precisaba su virgen Yola, y su torero. ¡Y sí, el
calor derrite cualquier meninge!. Como pensar que después del Brexit la nueva
“City” se va a colocar en Madrid… ¡Todavía me estoy meando de la risa!. Cuando
un inglés te dice: Encantado de conocerte, ha sido un placer… en realidad dice:
Espero no volver a verte en la vida.