Duermevela de un esclavo

Duermevela de un esclavo

Muge el ganado


Vivimos una realidad ilusoria donde la inteligencia tiene castigo, donde prima el respeto a la estupidez colectiva y la simpleza democrática sobre la soberanía y la comprensión del conocimiento. Miríadas de grises villanos, un sinnúmero de cerriles catetos en masculino y femenino plural mandan en la escenografía social con su determinista ignorancia. Siendo un ganado fácil de estabular y llevar del corral al prado a pastar sin hacer molestas preguntas. Rucios pastores los guían en su estilismo veraniego de usos y costumbres sistémicas, el mayoral y sus monteros les imponen las reglas laxas de sus rediles… el resto es la tienta y el espectáculo. Lo que pasa entre las bambalinas no les importa, y si alguno pregunta se le da doble ración de pienso con somníferos y a seguir el rastro de la manada. Las caballerías consumen su forraje rico en matices simplistas hasta morir, y ser corregidos y transmutados en más carne para la picadora con la que hacer hamburguesas y perritos calientes fáciles de absorber con destreza y derrochar. A cada cabeza de ganado se le da el pasto y la pasta que tragará sin mucho devanarse los sesos y ya está hecha la trampa. Porque el personal no quiere saber porque la realidad funciona de un modo tan lento, porque se pierde la ética humana y las razones de la amoralidad en la que viven… dales a los mansos humanos, a los bueyes con status de ciudadanía sufragista y libertaria su ración de derechos recortados y la posibilidad de elegir entre cuadra orientada al norte o al sur, y rebuznaran si es preciso la infame soflama heliocentrista que el sol sale al este y se pone al oeste. Dales de beber a los cabestros agua clara, aunque esté emponzoñada de patógenos, que no se quejarán mientras ésta salga fresquita al abrevadero. Su pensamiento científico si alguno lo maneja llega hasta donde termina el chiquero.
No mires las nubes, no te salgas de los límites del vallado, juega en el terreno donde se te manda juntarte con el resto de la recua. La tropa humana manda. Elige entre rojo y azul, puedes ser cristiano o ateo, de los Beatles o de los Stones, de carne o pescado, de dulce o salado, de playa o montaña, de seguir la política o ignorarla, de cerveza o vino, Coca cola o Pepsi, de palomitas o chocolatinas, del café solo o con leche… y como tienes mil elecciones diferentes y te puede gustar el amarillo, ser budista, oír a Los del río, comer brócoli, chupar un limón amargo, ir de vacaciones a una cloaca infecta, ser ideológicamente mediopensionista, beberte una clara, ser de Fanta, devorar avellanas, y sorber un cortado… te consideras libre. ¡Un fuerte y sonoro aplauso del resto de clase para el empollón de los cojones!. Y hasta ahí… y quizás sólo un poco más allá, terminan tus “elecciones” personales. Encender la televisión y ver un reality de tatuadotes americanos, una serie cualquiera, una película de acción, un informativo manipulado, bucear por Internet como si fuera la “libertad absoluta”, o comprar una camiseta reivindicativa y ponértela encima como forma de protesta “socialmente” aceptada. ¡Bien!... bien… très bien… very good. ¡Pues no!. Uno tiene otras “elecciones”… En lo personal me “asalvajé” hace tiempo, y huí a las colinas. Pero he tenido que vivir tanto tiempo entre los hombres que piensan que soy cordero cuando aun sin dientes soy lobo. Me guarda la abadía destruida de mi Dios Constructor del Universo en mitad de un páramo desolado. Es mi “fortaleza de la puta soledad”. Los stonehenges, las quintas avenidas, las pirámides varias, las misteriosas catedrales, los “museos” a la memoria de especie, y cualquier otro etcétera… son, “mandiles sucios” y avejentados de orgullo falso. Hay miuras tan bóvidos como una pobre vaca hindú.