La demagogia funciona. La atracción oratoria de
esa tiranía del engaño que algunas veces es halago, y las más de las veces sólo el
ansia de poder. La Demagogia de Dios, es escuchar decantar esos decálogos
verticales de fe inquebrantable de algunos cretinos que hablan de hermandad y
liberación cuando lo que pretenden es sometimiento y jamás confraternizar con
sus colaterales. A menudo el oscurantismo de la llamada “fe verdadera”, si no…
siempre, se impone… a la verdad de la luz y el miedo… ese es el auténtico
problema. Personal, sin nadie al volante allá arriba dictan la diferencia entre
el genuino bien y el mal. Demagogos, charlatanes aventureros y embaucadores,
que nacieron en días nublados de lluvia, osan en arriesgarse a contarnos como es
el Sol. Y el ardid, funciona. La vieja treta de la religión. La superstición
triunfa sobre la razón. Pero eso no quiere decir que Dios no exista… Dios, es
conocimiento. Lo que trato de decir, es que ese ensalmo ocultista de militancia
uniformada de graduación clasista del ejército de Dios, en todas sus formas y
colores, se arroba el derecho humano al Libre Pensamiento… y, esa Gran
Confraternización universal. No tengo porque hacer apología de mi Dios
Constructor del Universo ni de la Conciencia ni de la Realidad Radical. La
demagogia de Dios de los “pequeños” monstruos humanistas que en la religión se
atrincheran, ya hacen suficiente panegíricos y loas, bombo y alabanzas a la
hechicería y la “magia”. Dios juega con la Gran Creación siempre tras la última
puerta del gnosticismo… pero su realidad, su autenticidad, va mucho más allá…
radica en el hecho de estar presente en todas las cosas. Y eso… no es cuestión
de creer o no. Es el argumento de sentir dentro de todo lo está vivo, el Todo… La
circunstancia final de las formas. De la unidad… De los entes y los objetos que
nos rodean.
Lo de creer… está sobrevalorado. Y como he
escrito al principio, la demagogia funciona… pero que muy bien. El argumentario
de los lenguaraces de feria de Dios. El guión de atrio, de tribuna, de trono…
de púlpito… de tanto “iluminado” o no, que se cree en el derecho “divino” de
dar teoría de la moral. Sobra… y, sobran. Y la realidad ilusoria es
contundente. Terminante de normal y categórica siempre. Los fanatismos son
todos iguales, en el Rocío llevando en volandas a los niños hasta "La Señora de
las Marismas", o cuando un yihadista lleva los explosivos adosados al pecho para
inmolarse por Alá… Cambian las ocurrencias de espacio-tiempo, el grado de la
pura ignorancia y convicción en las reglas de la “superstición”… básicamente,
el principio es el mismo. Trece caballos han muerto éste año en la Romería del
Rocío. (120 desde el 2.007) Ahogados en el Quema, maltratados, abandonados… con
aperos inadecuados heridos, golpeados… desnutridos y cansados. Alguien dirá que
lo digo es demagógico. ¡Puede!. Pero esto es España, el país que duplica según
cifras de la Organización Mundial de la Salud la tasa mundial de consumo de
alcohol. Donde no hay Semana Santa sin darse a la priva procesionando por el amor
de “Dios” y Dior; ¿dónde hay un "romero" por todas las tierras del Estado sin cerveza,
rebujito y vino… o “consagración”, sin mistelas y etcéteras?. Y es que en éste
país de gente “sencilla y humilde”, “buena, honrada y decente”, no hay fiesta
sin maltrato animal que se precie, ni misa sin borrachos… ¡Demagogia!. ¿Y quién no participa
del encanto?. Pidiendo a San Fermín en el encierro. Luego dirán que La fiesta
de la Sura chiita es sangrienta… ¡Es “oratoria de engaño” todo!. ¡Superstición!. Historias de
barbarie y oscurantismo en cada caso… De los hijos del hombre. De los que leen
coranes o biblias, sin nadie al volante allá arriba. Químicos, abogados,
arquitectos, agricultores… o digamos, simple-mente… ministros…