La memoria histórica es de esas cosas que tiene
espinas como las rosas y las sardinas, valga el maldito pareado… Málaga es
tierra de buenos espetos, y prosiguiendo en rima, no diré de los debidos
respetos... pues ha resultas se ha confirmado que su Ayuntamiento ha tenido los
santos cojones de instalar hace un año un espacio para que los perros hagan sus
cositas sobre una fosa común de la Guerra Civil Española que contenía los
restos de un millar de personas y donde aun quedan por exhumar alrededor de la
misma unos 2.500 cuerpos. No diré quien gobernaba el consistorio municipal
cuando se tomó tal decisión pero no hace falta ser muy versado en desmanes
patrios para averiguarlo, y cierto es que los pobres animales… los perros de
cuatro patas… tampoco tienen la culpa de nada, más es una cuestión de
sensibilidad en la forma, y de tener un poquito de moral. Son ya demasiadas
veces en las que ciertos políticos con una ética laxa y con visos de cierto
franquismo sociológico no dan pie con bola en lo que tener un gesto de acato al
decoroso, y todo aquello que se llama honesto y decente. Pero que se puede
esperar de gente canalla que entiende por “honestidad” también lo que todos
sabemos. En fin, el “pipi can” está ahí y la respuesta del área de medio
ambiente del ayuntamiento local ha sido que el lugar no está en la citada zona
para que los perritos hagan sus necesidades si no para que se pongan en forma y
se ejerciten… cosa muy loable, y lo digo porque servidor tiene perro, (de
cuatro patas, por cierto) y sabe de las necesidades de estos. La ironía es que
mientras el espacio para los perritos ya está habilitado… el parque destinado a
“dignificar”, (que no es preciso, pues la dignidad la tienen de sobra) el
recuerdo de las víctimas, está aun a medio construir.
Conociendo como funciona la mente del facherío
patrio medio me imagino como se llega a construir una instalación tal. Me equivocaría
mucho si pienso en ese gracejo malagueño de la colorida derecha señorial andaluza
pensante decidiendo poner a los “perros” su espacio en el lugar donde lo
merecen para ellos. Erraría por mucho si pensara que la causa del amor por las mascotas de carta de “buena fe” a su buena obra con los animalitos. Y sería
tomar el rábano por las hojas, y “equivocarse”… pero, con mucho, si pensase…
que algún “amiguete” se haya embolsado su buena comisión por echar al lugar su
cemento y su vallado para el solaz y disfrute de los canidos. ¡Bueno!... ya se
sabe… esto es España. Si hay escándalo gordo… cerrarán el sitio de la discordia
y pedirán disculpas… ¡o no!. O pondrán un placa conmemorativa que diga: Donde
murieron los luchadores de Málaga “por la libertad”, ahora se cagan y mean,
“sin querer” nuestros mejores amigos… ¡o no!. A lo mejor, y lo digo sin
sarcasmo, ese lugar… y que corran por él nuestros mejores amigos con esa
fidelidad y amor incondicional que nos brindan, y sin haberlo querido algunos,
es el mejor homenaje a la lealtad y entrega que dieron algunos hombres y
mujeres, seguramente muchos de ellos totalmente inocentes, por éste nuestro
país. Claro que, como no entender también la indignación de aquellos que tienen
a su sangre allí aun bajo la tierra sin evocación ni duelo. ¡Qué quebradizo es
el recuerdo!. Y que maldición merecen aquellos que quieren hacer de las fosas
comunes republicanas… cagaderos para perros, con su simple mente. Allí se
enterraron más de 4.500 personas, más de 4.500 historias… más de 4.500 líneas
de sangre que se quieren hacer borrón y cuenta nueva de la España de siempre
que engaña y miente. Siento demasiado asco para seguir escribiendo.