No hace falta llegar a Benarés y por estupidez
lanzarse a la Diosa Maa Ganga, beber de su agua contaminada de mil radiaciones
humanas y alucinar pepinillos. Lo que escribiré a continuación es uno de esos
secretos herméticos que pese a estar ante todos a la vuelta de la esquina, bien
expuestos a la luz son “ignorados”… descabellados por los infelices como “el
objeto de poder sagrado” que sumergir en el espíritu de Ganga Devi. Pues para
nuestro regocijo hay un campo de fútbol, grande o pequeño, de césped artificial
o tierra, con las porterías devastadas por el tiempo y las redes carcomidas por
los vientos, etcétera, etcétera… prácticamente en cada mísero lugar del mundo. Una
fotocopia apenas perceptible del Templo de Salomón con sus columnas J, y B, sus
pirámides recordadas en el subconsciente de la Gran Mente primigenia de los
constructores, su Ojo de Horus sempiterno y su euróboro solar central para el
advenimiento del Mesías nuestro de cada partido… se podría decir, aunque
parezca algo sacrílego que es ese tabernáculo donde el paganismo se reúne para
honrar y rendirle culto a Dios. Un Dios Constructor y Arquitecto del Universo
en el que no se cree, ni se conoce, ni se tiene fe ni se comprende, algo
incorpóreo e intangible a los sentidos, pero muy, muy real. Radicalmente real.
Libre. Salvaje… Tan presente en todos y cada uno de los hombres y mujeres que
formamos parte del colectivo “Humanidad”, cual es la mente. La Mente, La
Conciencia, La Memoria, El Pensamiento. Las dos columnas sagradas J y B, Jaquín
y Boaz… son los postes-columnas de la Puerta de Oro que defiende nuestro equipo
por la que los clérigos y el Rey
entraban en el Templo a través de un portón “dorado” de aproximadamente 10
metros de alto y 4 de ancho. Meta sagrada a Oriente, Puerta guardada por
leones, entrada al “Templo rojo”. Shhhh…
El Templo
de Salomón constaba de tres partes o “recintos”. O, mejor dicho un vestíbulo y
dos contornos “sagrados”… El primero… es el Templo Rojo, el de La Hermandad… el
Hejal o lugar santo, nuestra área grande que hay que defender. El Salón de los
Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados. Iluminado por altas ventanas y
focos bajo graderíos bramantes. Un forjado de piedra, paredes y vigas. Luego
hay un pasillo, o varios, antesalas de La Igualdad de los hermanos, el carril
del 8, y el carril del 10… siempre bajo la égida del Sol, de Ra triunfador, el
que entra dos veces al año en Abu Simbel, en cada Catedral de la cristiandad
por el rosetón e ilumina la nave… Hablo de esas miles de estrellas que están en
el cielo infinito y no se ven mientras se juega una indiferente final de
Champions League o Mundial de Fútbol. Probablemente penséis ya que estoy
encandilando letras y flipando en colores, y mejor así… ¡creerme!, que la única
verdad sea la de vuestro raciocinio ilusorio de creyentes cristianos o ateos, fieles de un par de buenos pechos, una buena polla, Alá, acá, Jesús crucificado… o el
Príncipe de las Tinieblas… ¡Me la suda!. Al final está La Tercera cámara, el
Kodesh Ha-Kodashím, era el lugar más sacro del Templo de Salomón. El gol con rabona,
el Sancta Sactorum, "Santo de los Santos". El Dvir que
tenía su forma de un cubo de exactamente 10×10×10 metros y en cuyo centro mismo
se encontraba El Arca de la Alianza. El Hemiciclo pentateuco. La Gloria de
aquellos que pueden hablar directamente con Dios. En fin, terminaré ésta
“alucinación”, tan blasfema como empezó diciendo: “Si nunca has jugado al fútbol, no sabes nada de la
vida”. Y yo te encomio y recuerdo ahora Judas Macabeo por consagrar ese templo
y dejarnos morir en el Infierno helado del Templo Azul, y por darnos La Eterna
Libertad… la espada, el corazón, la fuerza del león y ser Hijos de un breve
pensamiento… en cimiento y medidas.