Duermevela de un esclavo

Duermevela de un esclavo

Despertando un Reino de Conciencia (Universo legislativo)


Rematando la cúpula del Capitolio, la sede del poder legislativo en Washington D.C. se sitúa una escultura de bronce de seis metros de alto de La Libertad. La ironía es que fue llevada hasta su emplazamiento por esclavos negros. Existe una masonería negra y una masonería blanca, y no me refiero a una cuestión de razas, sino, de grados masónicos, del mismo modo que existe una Washington negra, y una Washington blanca. ¡Cuántos norteamericanos incluso ignorarán su propia Historia, como ignoran la propia tantos españoles!. El propio George Washington con el propio mandil masón bajo un trípode a modo de grúa colocó la piedra angular del Capitolio un 18 de septiembre de 1.793 entre las once y cuarto y las doce y media en el exacto y puntual instante canicular en que la cabeza del dragón, el asterismo conocido desde la antigüedad clásica como un fragmento de La Constelación de Draco, (El Dragón) se situaba en Virgo. Septiembre de 1.793 es considerado en su punto justo el año uno de la Revolución en el Calendario Republicano Francés que empezaba con el Solsticio de Otoño, "absolutamente" decimal y laico. Hablamos, de vaguedades, o de lo que en astrología se trataría de crear un “objeto de poder” al modo que los componían los sacerdotes egipcios frente al Gran Padre Nilo. La respuesta es obvia. “En Dios confiamos”… No existen las conspiraciones, únicamente, la historia inDiscreta de los hombres “libres”. El ojo sobre la pirámide truncada es El Dios Constructor y Arquitecto del Universo, La G entre el compás y la escuadra del Supremo Gnosticismo, El Conocimiento del Masón… Le maçon, el albañil. Conocedor de la rueda y su radio Pi, el carro y las fracciones egipcias, la polea y la maquina de vapor… el colisionador de hadrones, y la posibilidad de abrir agujeros de gusano en la estructura del espacio-tiempo.
La Cabeza del Dragón es un asterismo romboidal en la Constelación del Dragón, y tiene también mucho que ver con la posición al Oriente en la que fue colocada por una niña de trece años la primera piedra de lo que hoy conocemos como el Congreso de los Diputados de España en octubre de 1.843. La masa de cinco soles de Alwaid con su luminosidad de 950 es La Cabeza de la Serpiente, una súpergigante roja en astrofísica. Recónditos y arcanos pergaminos masónicos trataban de su poder a los Maestros del Grado 33… españoles, desde hace varios siglos. E incluso hay una paralela en Madrid que va desde la posición de esa primera piedra hasta la Estatua del Ángel Caído situada en el Parque del Retiro. La Cabeza de la Serpiente protegía a esa niña de 13 años de edad que colocó ignorante esa primera piedra sobre la que se asienta hoy la sede de la soberanía nacional española. Se llamó para la historia Isabel II que con ese tiempo cumplía la mayoría de edad precisa para ser proclamada Reina. Su regente el General Espartero era masón y fue precisamente él que ordenó la construcción de la obra bajo las especificaciones propias del Gremio Constructor. Poca gente lo verá claro, aunque es muy evidente, la planta baja del George Washington Masonic National Memorial construido en 1.922 es prácticamente igual que la fachada del Congreso de los Diputados. ¿Casualidad?. Dejo aquí lo que decía el propio General para ser juzgado: “En cuanto a mí, señores, yo las obedeceré siempre, porque siempre he querido que se cumpla la voluntad nacional, y porque estoy convencido de que sin la obediencia a las leyes, la libertad es imposible”. No resulta curioso que de decir algo tan magnífico en la sesión de las cortes constituyentes de 1.854, un hombre así haya pasado al olvido, borrado de la “memoria histórica” del país. Otra cosa que agradecer a esos largos cuarenta años de franquismo antimasónico.