Escucha
la voz de tu interior, de tu Libre Albedrío… de su mente, renacida en ti como
parte de un infinito de Entes coordinados y armonizados entre miles de mundos. Si
fuéramos verdaderos hermanos siempre debiéramos reconocer la existencia de un
Principio Creador. Universal y científico. Más allá de fes místicas y rancios
egos de cultura arcaica en modo de panfletos paganos sobre papiro antiguo. Y el
verdadero culto que le debiéramos dar al Gran Maestro Constructor y Arquitecto
del Universo que consiste cabal y principalmente en ser el Supremo
Inspirador de todas nuestras mejores obras para tener siempre el alma en un
estado de Conciencia pura. Ya sé que para algunos eso del “alma” es un
disparate de superstición, pero determinados principios son absolutamente
lógicos, nada que parezca en las antípodas de la razón genuina y la
inteligencia más despierta. Rock and roll: Articulemos algunos “mandamientos” básicos
comúnmente aceptados desde hace eones de humildad y, Humanidad regeneradora, no
de religiosidad o falso ateismo antilibertario. Uno: Ama al prójimo como a ti
mismo. Suena demasiado reconocible, pero... ¡hay algo más importante!. Un uno bis… No
hagas mal para esperar bien. La Fraternidad no se compra como no se compra La
Libertad que nos hace libres e iguales en derechos. Es inherente a la
ignorancia de aquellos que no han sido iniciados, desconocer los secretos
mostrados a la luz de la verdad. Los conceptos de Templo y Saber. Pero La
Hermandad de los seres humanos precede a La Libertad: Dos: Estima con verdadera
amistad desinteresada a los buenos, a los mejores… y ama a los débiles siendo
tu baluarte la fortaleza de aquellos que no pueden defenderse sólos. Huye
de los malos, pero no odies a nadie. Dos bis: No halagues a tu hermano por
poseer la tierra y sus riquezas, ¿pues qué es una traición?; si tu hermano
te elogia, teme que te corrompa…
Y ahora,
un solo de guitarra: Tres/Cuatro: Sé el padre de los pobres, el báculo de aquellos
sin esperanzas y que cada suspiro que tu dureza les arranque su dolor pues
son otras tantas maldiciones aquellas que caerán sobre tu cabeza. Cuatro
bis: Respeta al que pide refugio, ayúdale, su persona es sagrada para ti. Evita
las discordias de la impiedad incluidas las de tus propios hermanos de logia, presiente
los insultos, deja que la razón quede siempre de tu lado. Cinco: Parte con
el hambriento tu pan, y a los que son perseguidos guárdalos en tu morada;
cuando los vieres al desnudo, cúbrelos… y, no desprecies tu carne en la
suya. Pues a menudo nos creemos poco dignos de ser buenas personas, y lo cierto
es que estamos rodeados de auténticos lobos-hombres, del lobo-hombre que todos
guardamos dentro. Cinco bis: No seas ligero en alterarte compañero y hermano,
porque la ira reposa en el seno del idiota y es su maldito derecho de
medrar entre los hombres justos. Detesta la avaricia de poseer, porque quien
ama las riquezas muere esclavo y ningún fruto sacará de ellas, y esto
también es vanidad. No desees ayudar a un sin número de necesitados, da
una oportunidad a aquel que no tiene nada. Seis: Huye de los impíos, porque su
casa será arrasada, más las tiendas de los justos florecerán. Lee El Arte
de la Guerra… En la senda del honor y de la justicia está la vida, mas el camino extraviado no todos los días conduce a la muerte. Muere con cierta dignidad, pero
si no... deja el corazón de los sabios donde está y se practica la virtud, y
el corazón de los gilipollas donde se festeja la jactancia. Respeta a
las reglas de enfrentamiento en la batalla, a los niños y los ancianos… a las mujeres, no abuses jamás de su debilidad
y mucho menos pienses en deshonrarlas. Siete: Si tienes un hijo,
alborózate; pero tiembla del depósito que se te confía. La Logia
dice, pero no mi sentir: Haz que hasta los diez años te tema, hasta los
veinte te ame y hasta la muerte te respete. Siete bis: Hasta los diez años
sé su maestro, hasta los veinte su compañero y hasta la muerte su aprendiz. Piensa
en darle buenos principios antes que bellas maneras, que te deba rectitud insigne y no frívola elegancia. Haz un hombre honesto antes que un hombre
noble.
Y hoy
moriremos con las botas puestas: Ocho: Si te avergüenzas de tu destino, tienes
orgullo pero no humildad; piensa en aquél que ni te honra ni te degrada.
El modo de que cumplas con tus obligaciones te hará lo uno o lo otro. Reflexiona
y aprovecha, ve e imita, recapacita de nuevo y trabaja, ocúpate siempre en
el bien de tus hermanos y trabajarás para ti mismo. Ocho bis: Conténtate
de todo lo acabado, por todo y con todo. No juzgues con ligereza las acciones
de los hombres; no las reproches… y, mucho menos alabes; antes procura
sondear bien los corazones para apreciar las buenas obras. Nueve: Sé entre
los corrompidos libre… con “licencia para matar”, grande mas sin orgullo, y
humilde sin bajeza; y entre todos los peores hermanos firme sin ser tenaz,
severo sin ser inflexible y sumiso sin ser servil. Y si llega el momento,
abandona el Templo. Nueve: Habla moderadamente con los grandes maestros, prudentemente
con tus hermanos iguales, sinceramente con tus aprendices, pacientemente con
los estúpidos y los necios de espíritu y eternamente hasta el cansancio
con los pobres. Justo y valeroso defenderás al oprimido, protegerás la
inocencia, sin reparar en nada de los servicios que prestares. Es la vieja
orden A. y A. Y diez: Se exacto apreciador de los hombres y de las cosas que
son esenciales a la Humanidad, no atenderás más que al mérito personal de
tus hermanos, sea cuales fueren su rango, el estado y la fortuna de los
mismos. El día que se generalice La Conciencia y su Realidad Radical entre
todos los hombres, la especie simio-humana será totalmente feliz, y
la masonería habrá terminado su obra y entonando su triunfo
regenerador. ¡A.L.G.D.G.A.D.U.!.