Hubo un tiempo conciliar en que se hablaba de
La Libertad y su relación con esa cosa llamada La Gracia Divina. Aquello que "Dios" nos concede cual un regalo envenenado, que algunos llaman "don". Y se discutía
de la negación del Estado de Naturaleza Pura. Un Bellum omnium contra omnes. (Guerra de todos contra todos) Entonces hubiéramos sido llamados
maniqueos con toda la reputísma razón, pero incluso eso no importa demasiado.
La verdad auténtica, la fidedigna… nunca importa, sólo la “verdad aparente” de
aquello que en realidad, de conformidad con lo “real” es, o... parece. La masonería, llámese
francmasonería, se ha descompuesto en un batiburrillo de logias con sólo un
genuino nexo común de suerte “seudoreligiosa” universalista, ese es su mayor
pecado de “hombres justos”. El dualismo de divinidad y cosmos ya no “los”
define… el nos, me lo guardo a buen recado. Los escritos “litúrgicos” mágicos,
los sagrados, la genuina raigambre escolástica y herética registrada en
múltiples lenguas me la recojo y almaceno en mis engramas mnemotécnicos de
pápiro cerebral eidético. Hubo un tiempo, en que para que el Reino de la luz
triunfara sobre el Reino de las Tinieblas, elegidos y auditores, Maestros
concurrentes… y, oyentes en preces distinguidos… debían ser puros para alcanzar
la iluminación. Y sólo algunos reencarnarse en “elegidos total y absolutamente
indiscutibles”. Entonces había ayunos “místicos”, y Equinoccios de Primavera,
que celebraban natividades “divinas”, celebraciones de jerarquía que
consagraban el simbolismo de la muerte y la pasión explicadas en una eterna
lucha sin cuartel de dos sólidos principios opuestos… con un subconjunto de
mitos antropogénicos, y consistentes “pilares” gnósticos. La materia era una brutal liberación de luz y conocimiento atrapado, Dios… el espíritu del hombre en el
cuerpo de un demonio. Una narración del Universo. Había libre voluntad, y
responsabilidad del hombre por los pecados cometidos contra sí mismo.
El dominio del mal sobre nuestra propia vida
fue extinguido. Y joder… probablemente se idearon muchas, un sin número de
figuras espirituales para ser enviadas a la “humanidad” para servir de puñetera
inspiración, para… insertarse en el subconsciente colectivo para ayudar a la
liberación espiritual de la raza del hombre con Sello de los Profetas. Todos
sabemos de que cojones hablamos. Pero los siglos de dominio del mal sobre
nuestras miserables vidas pudrieron los cuerpos y las almas, que no lograron
purificarse y transformarse en Libertad, Conciencia… y, hálito divino.
Surgieron por doquier las falsas religiones, el oscurantismo de los malditos sacerdocios;
prelaturas fanáticas, y dignidades santificadas por la impiedad y la
irreverencia de fes de autoridad llamadas a ser consideradas legítimas. Y el
mal prevaleció y se extendió cuan una pandemia global, y necia. La estupidez se
hizo rito y oración, aprendizaje popular y miedo atávico. Un Reino de Dios
sobre la obra de Dios mismo y bajo la mente creadora del Dios Constructor y
Arquitecto del Universo. Y a ese estricto ascetismo, todo austeridad… todo
piedad, y conocimiento, la maldad hecha mentira y “religión”, culto y devoción
exaltada a la profanación… lo llamó Demonio, con toda una penosa iconografía de
fealdad y mutilación. Y en su nombre se ha matado a librepensadoras que eran
brujas, a científicos y toda clase de eruditos se llevaron a la hoguera por
herejes… y aun a día de hoy se castiga a las mujeres por dar la luz, o por
decidir no hacerlo, a los gays por tomar sus propias decisiones conforme a su
naturaleza… incluso, a aquellos que deciden negar, a mi entender neciamente… el
hecho evolutivo y muy “significativo”, de ser hijos de un Universo en constante
creación cíclica. Ojalá pudiera un día hacer entender a mis hermanos, pueda
hacerlos comprender… que toda la Realidad Radical está contenida en un trago de
agua fría cuando el calor más te aprieta. Que un amanecer es un punto de
partida perfecto… que una escuadra mide el Oriente, que únicamente es "otro jodido punto
de partida"… ningún final.