Hubo un tiempo en el que los hombres de honor y
armas hablaban de un concepto ciertamente revolucionario de la guerra que se
llamo: La Guerra Civilizada. Sería como decir la Atrocidad Refinada ahí donde
no existe la Barbarie Legítima, pues ningún conflicto militar, o de carácter
político-militar, lo es. Pero en estos días de La Gran Estafa Intelectual de
Occidente, (la estrategia del miedo) y la guerra contra la violencia encubierta del terrorismo sanguinario
de inspiración divina, me escandaliza mucho más que el concepto de la “Guerra
Civilizada” los hechos crudos y duros por ejemplo, de que en Siria cada
diecisiete horas de más o de menos se bombardeen instalaciones médicas, escuelas, mercados, y que
la población civil por parte de todos los blandos en conflicto se hayan
convertido en objetivos y blancos de la contienda más despiadada. A mí me enseñaron que en
tiempos de guerra hay ciertas reglas que no se deben violar: Una es que: "En tiempo de guerra", se deben prestar atención a ciertas
normas de humanidad, incluso para con el enemigo; cual el paradigma de que no
se puede rematar al adversario que ha sido abatido y está en estado de
indefensión. De igual modo que es inaceptable el reclutamiento de menores de
edad en las filas de uno de los adversarios. Me enseñaron que en la guerra hay
un par de reglas indiscutibles absolutamente: Primera: Que las fuerzas armadas
y grupos armados organizados siempre tienen que estar bajo la dirección de un
mando responsable. Y dos: Ejercer sobre las zonas del territorio de un estado, o
lugar de combate, un control autoritario e incondicional que consienta y
permita realizar las operaciones militares sostenidas y concertadas sobre las fuerzas contrarias y su capacidad de acción que juzgue el alto mando. No se les puede pedir eso a los fanáticos teoesquizoides del Estado Islámico como
modelo de comportamiento en la lucha, pero desde luego que sí a las tropas
occidentales en el conflicto. Una ética de La Guerra.
Hablo de los
atentados contra la estabilidad y la integridad física y mental de los civiles;
en particular los tratos crueles a la infancia, la tortura de los hombres, las
mutilaciones y las penas corporales y violaciones de las mujeres; los castigos
colectivos a las poblaciones; la toma de rehenes como escudos humanos; los
atentados contra la dignidad personal de tantos y tantos inocentes (tratos
humillantes, degradantes, la prostitución forzada y cualquier forma de atentado
al pudor); la esclavitud y la trata de esclavos en todas sus formas y el
pillaje. Me es insoportable de admitirlo en milicias militares irregulares y
grupos terroristas de cualquier signo, pero más intolerable es aun en ejércitos
regulares que representan naciones occidentales, o incluso como se ha llegado a
dar en fuerzas de Naciones Unidas, con cascos azules de interposición. Así que
hablar de La Guerra Civilizada, aunque ésta sea Barbarie Legítima, no está de
más a la hora de intervenir legítima o ilegítimamente en un conflicto armado. Y
ya sé que la violencia es el derecho de las bestias, pero cuando la paz y la
razón se han agotado, y la “humanidad” se apropia de su “derecho” a la guerra,
que menos que tener unas mínimas reglas de enfrentamiento por parte al menos de
quienes tenemos la capacidad de mostrar un mínimo de civilización. Me perturba
que la ONU cuestione la nula seguridad de los corredores humanitarios, y
su moral de posicionamiento sea la incoherencia de enviar ayuda humanitaria,
pero no condenar los bombardeos de franceses, norteamericanos, rusos o de los
propios sirios sobre los civiles. Cual organización internacional superior que
son deberían posicionarse de manera clara y objetiva. No se puede suplicar no bombardear
hospitales cuando cada día se bombardean hospitales, o escuelas… o mercados. No
puede el ejército francés encontrar un refugio bajo un colegio donde se cobijan
niños y mujeres en un emplazamiento subterráneo, y supuestamente seguro, en el
que querían instalar un dispensario, y volarlo por los aires con una bomba
penetradora antibunker.