Quienes somos y de donde venimos. En algún
momento la línea de parentesco entre lo simiesco y lo humano se separaron, pero
lo animal quedó también adherido al hombre. De alguna forma, para lo bueno y lo
malo. Para esa inconsciencia, para esa inocencia… y esa violencia irracional. Lo
que va de los simbolismos deterministas de lo supersticioso y la metaciencia,
al primate subido a la alta rama del árbol que bebe el agua de lluvia de las
hojas y arranca la fruta para comerla con fruicción, es el salto evolutivo de
un segundo de la historia de Dios Arquitecto y Constructor del Universo. Un
breve pensamiento. Un sueño de Humanidad. Pero… ¿qué es la humanidad?. Sólo el
conjunto de todos los seres humanos… así de fríamente. O ese conjunto de todos
los seres humanos, capaces de sentir afecto, de ser solidarios, de comprender y
colaborar con el resto de las personas, y demás seres y entidades vivas que les
rodean. Creo francamente que mi devoción por el hombre no es tan intensa como
pensaba. Carezco de fe en el mismo. Quizás sea por mor de las mellas y
ralladuras en la piel de mi Conciencia. Tal vez por el tiempo que ha soplado el
céfiro sobre mí y se ha llevado de mi interior aquella inocencia que guardaba
dentro… Desde luego, sé quien soy, y de donde vengo. Asumo la culpa del pecado
original del hombre. La violencia. El derecho de las bestias. ¿Lo asumen mis
congéneres?. Claro que no. De hacerlo. No veríamos las burradas que vemos… que
se dan como hechos normales, y dramas cotidianos y condicionados de la
existencia “humana”. La violación sistematizada de los derechos de hombres y
bestias, y arrasar el planeta por la codicia sin medida y el ansia de poder. Después
descubres la hipocresía que subsigue: La mentira, y la negación. Que todo está
institucionalizado. Dios, patria, gobierno, religión… soberanía.
Se define La Masonería como una especie de sociedad secreta de ámbito
internacional y organización jerárquica basada en la fraternidad entre sus
miembros, los cuales se agrupan en logias y hacen uso de ritos y signos
emblemáticos. ¡Qué simplicidad!. De ser así, un servidor no hubiera renunciado
al Templo. La Escuadra es el símbolo de la virtud. La Integridad, La Honradez,
La Dignidad, La Moralidad… y desafortunadamente muchos de mis hermanos han caído
en la corrupción y la depravación de los mismos valores que como un servidor,
juraron defender. Yo sigo siendo masón, y ellos en la inmundicia de su templo
rojo no, se hunden en su logia en descomposición buscando la pureza de mi grado
intacto. Libre. Igual. Hermanado con él. El Compás, es el emblema, la insignia
de honor omnipresente de todos los límites con los que debe mantenerse un masón
con respecto a los demás. Y la Gran G, es la gnosis… El conocimiento, el Dios
Supremo Arquitecto y Constructor del Universo. La verdad y la luz. El Ideal de
separar la oscuridad absoluta del discernimiento, el juicio… La Sabiduría… pues
sin ella, no hay nada. Pero sabéis, el paganismo de la mentira gana. El
paganismo de la falsa fe, y de la intolerancia… gana. ¿Dónde quedó ese
descender a las entrañas de la tierra para encontrar la piedra de La Obra?. El
compás fue adoptado en virtud máxima como el emblema de las ciencias exactas.
La noción de regla, de rectitud humana. Los grados de la abertura del compás representan
todas las posibilidades y los grados del conocimiento; 45° se refiere al
octavo, 60° al sexto, y 90° al cuarto… Al limitar la hendidura de saber del
compás a 90° máximo, se revela con ello los límites que el hombre no tiene
jamás que traspasar. El ángulo de 90° reproduce la escuadra. Más allá los
cimientos del Templo del Hombre, “su virtud máxima”, se desmorona.